Dentro de las historias que cuentan del Centro Histórico y sus barrios, destaca la de San Antonio que por al menos unas seis décadas fue el lugar de referencia para la vida nocturna y el sexoservicio, conocido como zona roja.

La actividad se desarrolló a menos de 10 cuadras del Zócalo y comprendió entre la 20 y la 32 Poniente, así como entre la 3 Norte y el andador peatonal 5 de Mayo.

Sobre este lugar existen varias reseñas académicas y también en redes sociales, lo que ha permitido desatar los recuerdos de internautas.

Según documentos formales sobre permisos, la actividad existió desde finales del siglo XIX y hasta el 30 de septiembre de 1958, cuando se determinó una nueva zona para ejercer esas actividades.

La zona abarcaría hacia la 90 Poniente donde se ubica la conocida como nueva estación del tren y los límites de San Jerónimo Caleras.

Existían bares como El Jacalito, El Salón Azul, El Molino Rojo, El Tenampa y La Gata.

Esos dos últimos son famosos, pues cree que es donde Agustín Lara se hizo la cicatriz que tenía en la mejilla durante una discusión, pues él era un músico de los centros nocturnos.

Además de esos recuerdos, otros internautas resaltan la vida religiosa en torno a la iglesia de San Antonio que además es patrón de quienes cada junio buscan el amor.

Pero también en esa iglesia se edificó un internado para jóvenes de escasos recursos que operó por lo menos hace unos 30 años.

En cuanto a los costos, hay reseñas que relatan que las trabajadoras sexuales cobraban entre 20 y 30 centavos.

Pero hay anécdotas de los abuelos, quienes contaban que en los años 40 había servicios especiales de 2 pesos que incluían agua caliente, radio de bulbos, colchón y tres poses.

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