Hace más de un siglo, los mercados en Puebla tenían una apariencia muy diferente a la que conocemos en la actualidad.
Lejos de las grandes estructuras comerciales modernas, los mercados se establecían como tianguis, ubicados en plazas del Zócalo y otros espacios públicos de la ciudad.
Esta tradición de los mercados tiene raíces profundas, e incluso podríamos decir incluso que es una costumbre prehispánica que ha perdurado a través del tiempo, adaptándose a los cambios sociales y económicos de cada época.
En el corazón del Centro Histórico de Puebla se encuentran registros de estos tianguis, testimonios vivos de la historia comercial de la ciudad.
Entre ellos, destaca lo que se considera la primera Central de Abasto de Puebla, situada en la “Calle de los Gallos”, hoy 6 Poniente, entre las calles 3 y 5 Norte.

De acuerdo con el investigador Gustavo Velarde Tritschler, moderador del grupo de Facebook Puebla Antigua, el edifico del antiguo mercado La Victoria fue construido en 1914 para abastecer la ciudad, el cual desde su apertura, se consolidó como la primera central de abastos de la capital poblana.
Una de las extensiones del mercado La Victoria fue la calle de los gallos, hoy 6 Poniente, la cual permaneció así hasta los años ochenta, cuando fueron retirados los puestos callejeros.

En el lugar comenzaron a vender las cemitas ya preparadas con pata, siendo las originales, y posteriormente llegaron las de milanesa, carne enchilada y otras que conocemos actualmente.
Por eso se dice que La Victoria, es considerada como la cuna de la cemita poblana.
Asimismo, Gustavo Velarde señala que otro de los puestos más famosos del Mercado La Victoria, es el de "Los agachados", ubicados próximos al corralón de la 8 Poniente.
Este puesto, según el investigador poblano, fue llamado así porque “las marchantas extendían una tabla sobre cajones de madera y en esta improvisada mesa se servían los platillos, por lo que los comensales tenderían a agacharse, el nombre se quedó y así se les llegó a conocer a estos populares puestos”.

En el libro “Las calles de Puebla” de Hugo Leicht, menciona que esta calle recibió ese nombre porque a finales del siglo XVIII se instaló un palenque de gallos que permaneció hasta mediados del siglo XIX.
Éste se transformaría en un teatro bajo el nombre de Teatro de los Gallos o del Genio; sin embargo, en 1867 se incendió y nunca volvió a funcionar como tal. A pesar del cambio a la nomenclatura cardinal en 1917, la gente la siguió llamando calle de los Gallos.

Con el paso del tiempo, el mercado se convirtió en un foco rojo de infección, debido a las pocas medidas de sanidad que seguían los miles de comerciantes que habitaban el lugar.
Esto ocasionó que el mercado fuera clausurado el 14 de octubre de 1986 durante la administración del alcalde Jorge Murad Macluf.

El mercado permaneció cerrado durante ocho años hasta que en 1994 fue entregado por 99 años a la Fundación Amparo para su restauración.
Aunque el proyecto inicial era la creación de un museo de arte moderno y un centro de convenciones, el inmueble terminó convirtiéndose en una plaza comercial.