En la colonia Luz Obrera de esta ciudad se ubica La Constancia Mexicana, la primera fábrica textil industrializada que hubo en México, que fue motor de pujanza en Puebla, y ejemplo de la mecanización para Latinoamérica.

En el siglo XVI estos terrenos fungieron como molinos de maíz y harina de trigo para la orden religiosa de los Dominicos, pero el español Esteban de Antuñano, por un pago de 78 mil pesos, lo compra para desarrollar su proyecto de crear la primera fábrica textil industrializada.

Así fueron los años dorados de La Constancia Mexicana
Así fueron los años dorados de La Constancia Mexicana

En el libro “La Vida en México”, de la marquesa Calderón de la Barca, se describe que Esteban de Antuñano destinó todos sus recursos para echar a andar este proyecto que levantó con la mano de obreros extranjeros que cobraban sueldos exorbitantes.

Dichos cobros obligaron a su fundador a pedir el apoyo del Banco de Avío, que fue el primer organismo de desarrollo creado en México para impulsar la industria y el crecimiento de la economía nacional, en 1830.

Con ese apoyo, de Antuñano consiguió en Estados Unidos maquinaria de 3 mil 840 usos, es decir, rodillos para crear hilos, junto con un préstamo de 178 mil pesos.

Así fueron los años dorados de La Constancia Mexicana
Así fueron los años dorados de La Constancia Mexicana

En julio de 1833, la maquinaria fue embarcada en Filadelfia y llegó al puerto de Veracruz en agosto, pero su construcción se atrasó y llegó a Puebla un año después.

Hasta el 7 de enero de 1835 oficialmente comienza a funcionar esta fábrica con la producción de hilos de algodón, y con ello la realización de otros dos viajes para poder adquirir más maquinaria.

La constancia de Esteban de Antuñano nuevamente se puso a prueba, pues esos viajes se retrasaron debido a que las naves naufragaron con la maquinaria antes de llegar a México.

Una vez que llegaron a los puertos, en 1836, tuvieron que sortear el bloqueo hecho por las tropas francesas, saliendo victoriosos y por fin poniendo a trabajar más de 7 mil usos, lo que permitió que además de hilos, se incursionara en la fabricación de textiles.

Toda la maquinaria trabajaba con sistema hidráulico, aprovechando el paso del río Atoyac que atraviesa la ciudad, lo que también permitió dotar de energía a la colonia Luz Obrera, de ahí su nombre.

Existen reseñas que refieren que en 52 mil metros cuadrados de extensión, que más parece una estancia veraniega, en La Constancia Mexicana había trociles, coneras, veloces, cargas, una fuente central, los caseríos para los trabajadores, la escuela Artículo 123, una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe.

Así fueron los años dorados de La Constancia Mexicana
Así fueron los años dorados de La Constancia Mexicana

Así como un campo deportivo, tienda cooperativa, edificio sindical, bodega de hilados y almacén de maquinaria, una gran sala de telares, la instalación de canalización para llevar agua a las tres turbinas de reacción Escher & Wyss, y la construcción de la planta alta sobre la sala de telares.

Esteban de Antuñano vendió La Constancia Mexicana a principios de 1900 a Francisco M. Conde, quien en 1909 reedificó el inmueble, tal como se explica en una placa que se conserva en el inmueble.

Para 1934 la familia Barbaroux compra la fábrica y la mantiene en funcionamiento hasta 1960, cuando se las entrega a los obreros como finiquito de las deudas que tenía con ellos, quienes así la mantuvieron hasta 1976; recordando que La Constancia Mexicana también fue ejemplo del sindicalismo en el país.

Esta hermosa construcción cerró sus puertas el 11 de septiembre de 1991, y tuvieron que pasar 10 años para el que gobierno del estado se hizo cargo de las instalaciones, por medio de una expropiación.

En el año 2012, a través de comodato, fue sede nacional de las orquestas Esperanza Azteca, y un recinto museístico como Museo de la Música Mexicana Rafael Tovar y de Teresa, Museo Infantil de la Constancia y la Casa del Títere.

Además, los visitantes pueden conocer sus áreas verdes, jardines, cafeterías, pasillos y parte de la maquinaria que lograron conservar y que se mantiene distribuida en diversos espacios de esta ex fábrica textil.

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