El estudio fotográfico Castelán Hermanos es símbolo de profesionalismo, innovación y firma obligada para retratar a los poblanos para trámites como títulos profesionales, certificados o pasaportes, así como para eventos sociales importantes, ya sea un bautizo, XV años o boda.

Para los poblanos, el apellido Castelán sin duda es asociado a fotos, Centro Histórico, casa colonial, un león disecado, fotomontajes y hasta videos divertidos, pero lo primero que hay que conocer es cómo surgió esta empresa.

Todo comenzó con el matrimonio formado por Esther Mora Lomelí y Lino Castelán Calderón, originario del municipio de Zaragoza, en la Sierra Norte de Puebla.

El señor Lino, antes de dedicarse a la fotografía, fue peluquero en la comunidad Acuaco, donde nació el 18 de septiembre de 1918, en medio de una familia muy humilde. Con constancia y dedicación fue levantando el negocio hasta que se convirtió en la mejor peluquería de la región.

Un día, estando en su peluquería, una persona le vendió su primera cámara fotográfica, con la cual inició sus primeros pininos capturando imágenes.

Tenía 20 años de edad cuando se unió en matrimonio con Esther Mora Lomelí, con quien formó un hogar y procreó ocho hijos. Ya casado, para 1947 decidió dejar la peluquería y dedicarse a la fotografía, por lo que eligió viajar a la Ciudad de México para tomar sus primeros cursos en la hoy extinta firma Kodak Mexicana.

Por un largo periodo permaneció en la capital del país, donde los hijos mayores comenzaron a seguir sus pasos en la fotografía y fue en 1972 cuando decidió establecerse en la capital de Puebla.

El estudio lo puso en una casa de estilo colonial que se ubica en la calle 4 Oriente número 207, en el Centro Histórico, donde a la fecha sus descendientes siguen capturando los momentos inolvidables de los poblanos.

En este estudio le ayudaron sus cinco hijos mayores, quienes habían adquirido todos los conocimientos en la Ciudad de México. Posteriormente, los tres hijos menores se sumaron al trabajo.

Figuras políticas y familias de alcurnia que deseaban capturar sus mejores momentos o sus retratos acudían a Castelán Hermanos.

En este inmueble, con hermosa herrería y grandes espejos, también era común ver un hermoso piano marca WurliTzer, que en ocasiones era tocado por la señora Esther y que posteriormente pusieron a la venta.

Para los clientes, la firma es símbolo de calidad, profesionalismo y compromiso para inmortalizar los mejores recuerdos de sus vidas.

El trabajo era demasiado en esa casa, por lo que fue necesario comprar el inmueble que se ubica frente al estudio, que es además por todos conocido, pues afuera hay un león disecado que muchos han elegido para tomarse una fotografía.

A 50 años de su creación, los hermanos Castelán y los nietos del fundador han abierto sus propios estudios, como el caso de Tatiana, Abel, Genaro y Jorge, en calles del mismo centro de Puebla y en colonias como San Manuel, El Vergel, Mirador y otras.

Sin embargo, muchas familias siguen acudiendo a la casa matriz, en cuya entrada se observan ejemplos de las fotos de ovalo para títulos profesionales, infantiles, para certificados, tamaño pasaporte y para las graduaciones.

En Castelán Hermanos, las imágenes dejaron de tomarse con cámaras análogas para dar paso a las digitales, a los fotomontajes y colocar hermosos paisajes o castillos como fondo a parejas de novios, quinceañeras o grupos familiares.

En fechas especiales como Día de Muertos ofrecen restaurar las viejas fotografías de nuestros ancestros para poder colocarlas como nuevas en las ofrendas.

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