En enero de 1980 el gobernador Alfredo Toxqui Fernández de Lara, junto con el presidente de México José López Portillo, inauguró el parque recreativo Rafaela Padilla de Zaragoza, en la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe en Puebla.

Este parque continúa junto a lo que hoy es el Museo Interactivo de la Batalla del 5 de Mayo, pero sin sus grandes atractivos que eran un disfrute para todos los niños y adolescentes.

Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s
Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s

Foto: Museos de Puebla

Este espacio recibió su nombre en honor a la esposa del General Ignacio Zaragoza y desde su entrada se podían apreciar las enormes figuras de vidrio que representaban animales y figuras de algunos cuentos tradicionales como Caperucita Roja o Los Viajes de Gulliver.

Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s
Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s

Foto: Twitter @PueblaAntigua

Por cierto, para muchos pequeños la figura de Gulliver provocaba cierto miedo, tanto por su gran tamaño como por su expresión en el rostro de este marinero.

A lo largo de este espacio recreativo se podrían apreciar en tamaño monumental a algunos de los personajes de los cuentos y canciones del compositor Francisco Gabilondo Soler “Cri – Cri”, como el Grillito, Caperucita Roja y el lobo feroz o el ratón vaquero, entre otros.

Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s
Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s

Foto: Twitter @georgeisra

Los niños y adolescentes, durante una década, vivieron grandes aventuras en este sitio donde había una resbaladilla de cemento en la que se deslizaban con la ayuda de un cartón para no lastimarse las pompis.

El Día del Maestro o Día del Niño era común ver que grupos de escolares visitaran el parque, mientras que los sábados y domingos era un premio para los niños que los padres de familia los llevaran a pasear a este lugar.

En 1984 se instaló el Boomerang, que en realidad era una montaña rusa de fabricación holandesa, con una altura de 35 metros, mismo que funcionó solo durante cuatro años.

En un inicio fue un gran atractivo, pero con el paso del tiempo dejó de ser solicitado por los adolescentes y adultos poblanos, quienes entonces tenían que pagar 400 pesos para poder subirse.

Ante la poca demanda y baja afluencia por subirse a este juego eléctrico, en 1988 los administradores del parque decidieron venderlo al parque de diversiones Reino Aventura, hoy conocido como Six Flags en la Ciudad de México, donde el juego recibió el nombre de Escorpión.

En el parque Rafaela Padilla también se podía disfrutar de un puente colgante, enormes figuras de animales de cemento, casitas de fibra de vidrio, sube y bajas y resbaladillas de metal, juegos que con el sol quemaba a los niños al momento de usarlos, pero siempre se las ingeniaban para jugar.

Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s
Parque Rafaela Padilla, punto de juego para los niños poblanos de los 80s

Foto: Twitter @PueblaAntigua

En el teatro al aire libre los adolescentes y adultos pudieron disfrutar de conciertos gratuitos y de presentaciones de artistas de la época, como el que ofreció en una ocasión La Maldita Vecindad.

Fue en el año 2012 cuando el gobierno del estado anunció la remodelación de este parque, en el marco de los festejos del 150 Aniversario de la Batalla del 5 de Mayo, por lo que el espacio sufrió toda una transformación.

Actualmente el Parque Rafaela Padilla cuenta con pequeñas islas de juegos infantiles de plástico, zona de asadores y espacios verdes en un área total de 7.2 hectáreas.

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