En la ciudad de Puebla puedes ver construcciones antiguas y con historia como también modernas. Las hay de estilo colonial, algunas más californianas, otras minimalistas y algunas más llenas de lujo.
Pero al sur de la ciudad de Puebla, en la colonia Granjas San Isidro, llama la atención una zona donde las casas están en línea y tienen forma de triángulo.

Algunos datos históricos refieren que por allá de 1950 el edificio Carolino, que se ubica a una cuadra del Zócalo, era insuficiente para el desarrollo de los universitarios que acudían a la entonces Universidad Autónoma de Puebla (UAP).
Entonces autoridades escolares propusieron la creación de la Ciudad Universitaria (CU), la cual debería de estar a las orillas de la capital poblana.
En febrero de 1963, a iniciativa del doctor Alberto Guerrero Covarrubias, entonces rector de la UAP, se procedió al estudio de varios lugares para solucionar en forma efectiva el problema de superpoblación estudiantil.

Para noviembre de ese año la Comisión Universitaria informó a la comunidad que la edificación de CU se llevaría a cabo en el ejido de San Baltazar Campeche, colindante con el fraccionamiento Jardines de San Manuel.
Se presentó el proyecto al gobierno del estado, que estaba encabezado por el ingeniero Aarón Merino Fernández, para obtener financiamiento y resolver el asunto relativo a los terrenos.
Merino Fernández decidió involucrar a la Fundación Jenkins para la construcción de los edificios y aulas, la cual aceptó la propuesta. Ahora solo quedaba resolver el tema de los terrenos ejidales.
La demora en la expropiación, por utilidad pública, de los terrenos del ejido de San Baltazar Campeche fue uno de los principales problemas que enfrentaron para la construcción de CU.

El decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 27 de julio de 1966; ahí se indicaba que el gobierno del estado se encargaría de pagar las indemnizaciones por la superficie afectada, y por las pérdidas que tuvieran los ejidatarios de sus cultivos, resultante de dicha iniciativa.
Para octubre de ese mismo año, en las oficinas del comisariado ejidal, se entregó a los representantes del gobierno el acta de propiedad de los terrenos del ejido multicitado, especificando que la extensión territorial del mismo era de 102 hectáreas, 29 áreas y 9 centiáreas, y señalando que la indemnización ascendía a tres millones 948 mil, 698 pesos.
Pero de acuerdo con relatos en redes sociales, no todos los ejidatarios fueron indemnizados en tiempo y forma, por lo que decidieron emprender un pleito legal en contra de la autoridad estatal.
Parte del pago que propuso el gobierno fue entregarles unas casas que comenzaban a construirse en el camino que iniciaba en la colonia Jardines de San Manuel y que terminaba en la laguna de Chapulco. Hoy ese camino es conocido como la 14 Sur.
Eran varias casas, todas idénticas, que formaban parte de un proyecto agrícola y por ello se quisieron distinguir en forma de triángulo.
A pesar del diseño, se trataba de vivienda amplia donde la parte central era para la sala comedor, el fondo para la cocina, mientras que en los laterales eran las recámaras.
La parte tenía ventana para la entrada de luz, pero con el paso del tiempo los propietarios se dieron idea para construir otra habitación, pues debido a su diseño no había otra manera de ampliar la construcción.
De este modelo de casa, en la actualidad, ya quedan pocos. En un inicio, los ejidatarios no querían aceptarlas porque argumentaban que sus terrenos expropiados valían más que las viviendas que les estaban entregando, y muchos decidieron no ocuparlas.
Usuarios en redes sociales también compartieron que hubo quienes las aceptaron y las rentaron como bodegas para almacenar granos o fertilizantes.
Actualmente, son pocas las viviendas así construidas, pero las que existen siguen causando curiosidad entre los transeúntes.
Son pocas casas con colores vivos y algunas se han empleado más como tiendas de abarrotes u otros giros, en lugar de casa habitación.