Actualmente, para entrar a la ciudad de Puebla, se cuentan con varias vías alternas, pero décadas atrás no era así, ya que solo se contaba con tres garitas, cada una para un punto cardinal diferente.
Por allá de 1950 en Puebla había 250 mil habitantes y los límites de la ciudad estaban marcados por las garitas, como la que se localizaba en la 14 Oriente y la iglesia de la Providencia, junto a embotelladora Herdom, que hoy se conoce como la Pepsi.
Para la zona sur estaba la garita aledaña al panteón municipal, mientras que al poniente era el puente de México.
Al norte era el arco que conduce a la calzada Ignacio Zaragoza y que aún persiste para quienes van a la zona histórica de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
Respecto a este último arco existe una versión de cómo fue que se construyó, por allá del año 1685, a iniciativa de un devoto de la Virgen de Loreto, identificado como José de la Cruz.
Algunas anécdotas que cuentan los vecinos de la zona, principalmente de la colonia San José, refieren que Don José era vecino de la junta auxiliar de La Resurrección y en el año 1655 cruzaba por las faldas del cerro de Belén, conocido así por una capilla que se encontraba del otro lado de la montaña.
Justo cuando cruzaba el cerro se vino una tempestad y al buscar refugio fue alcanzado por un rayo. Su caballo quedó fulminado y sus gallinas terminaron hechas cenizas.
Dicen que él había salido ileso y fue en ese momento que se encomendó a la Virgen de Loreto, a quien le prometió levantarle una ermita, a manera de agradecimiento.
Con la autorización de la Arquidiócesis de Puebla, del Cabildo y del Virrey, concluyó la ermita que era este arco que conducía a la iglesia de la Virgen de Loreto, la cual ya no existe y hoy están los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
El arco representaba la Casa Santa de Loreto y tiene los rostros en alto relieve del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún, y del regidor de entonces, Rodrigo de la Mota y Priego.
La mayor parte de la construcción del Arco de Loreto es de cal y canto revocado, con resaltes, molduras y figuras de mortero de cal.
En la parte del centro y superior, arriba de la fachada que mira al norte, aparece la imagen de San José, que indica a quien baja del cerro y te conduce al templo y a lo que era el cuartel, hoy el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
En tanto, la fachada que mira al sur cuenta con una paloma representando al Espíritu Santo y a la Casa Santa de Loreto. A la izquierda está el retrato del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún y el escudo del obispado formado por un cojín y un báculo. Del lado derecho está el retrato del alcalde Rodrigo de la Mota y Priego y el escudo de la ciudad.
El arco estaba rematado por una escultura en piedra del arcángel San Miguel, patrono de la ciudad. La imagen fue un regalo del obispo Vera y Zuria, pero resultó dañada por un rayo que le cayó durante una tempestad y posteriormente fue restaurada.
Hay quienes dicen que el ángel se colocó para proteger a los habitantes de la zona porque aparecían fenómenos sobrenaturales por ser la entrada a un panteón, pero información de historiadores desmienten dicha versión.
A mediados del siglo XX, durante la administración de Carlos Betancourt Molina, gobernador de Puebla, al abrir la avenida 30 Oriente, que cruza a la altura del arco, se le formó un pequeño jardín a su alrededor en forma de rotonda y se reparó.