En 2023 se espera un incremento de precios en la adquisición de vivienda nueva de entre 8 y 10 por ciento a raíz de la inflación en los insumos del sector de la construcción así como el alza en las tasas de interés, de acuerdo con analistas del sector.

Tinsa, empresa de valuación y consultoría inmobiliaria, señaló que, cuando el precio de la vivienda se aleja del poder adquisitivo de los potenciales compradores, aún con esquemas financieros adecuados, las personas se pueden alejar de su objetivo de formar un patrimonio.

Al cierre del cuarto trimestre del año pasado se vendieron 17 mil 346 unidades de vivienda, un crecimiento de 4.8 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2021.

Un 33 por ciento de las ventas se concentraron en la Zona Metropolitana de Monterrey, 26 por ciento en Guadalajara, 24 por ciento en el Valle de México y 17 por ciento en la Ciudad de México.

Las viviendas vendidas en la Ciudad de México mantienen una leve tendencia al alza, con un crecimiento de 10.6 por ciento anual durante el cuarto trimestre de 2022, aunque se registró una disminución de 16.5 por ciento en comparación con el tercer trimestre.

Al cierre de 2022, el inventario disponible en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey era de 116 mil 861 unidades a la venta, un crecimiento de 3.6 por ciento anual, con un inventario de 2 mil 200 desarrollos inmobiliarios.

A nivel estatal, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios en Puebla (AMPI) prevé la construcción de 155 proyectos de vivienda en Lomas de Angelópolis, San Andrés y San Pedro Cholula, la mayoría correspondiente a vivienda residencial o residencial plus.

Por su parte, la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi) estima que la construcción de vivienda en Puebla ascenderá a 15 mil unidades, de las cuales unas 12 mil serían adquiridas con créditos del Infonavit.

El precio unitario por metro cuadrado en las tres principales ciudades del país es de 33 mil 442 pesos para vivienda nueva, es decir 7 por ciento más caro que durante 2021, quedando casi un punto porcentual por debajo de la inflación general registrada en el país.

Tinsa considera que el año pasado representó un ciclo de estabilidad, pero con importantes retos en el negocio inmobiliario como la inflación y el incremento de tasas, que son amenazas latentes tanto para el desarrollador como para el cliente final.

“La tensión que genera la anunciada recesión y los avisos de despidos masivos que se están viendo en grandes compañías a nivel mundial, puede hacer que muchos inversionistas patrimoniales detengan o pospongan la decisión de comprar una vivienda por una simple y sencilla razón: la aversión al riesgo”, expuso en su reporte el director de Tinsa México, Jesús Ramón Orozco de la Fuente.

Ante esta situación, la firma destacó un incremento en la construcción de nuevos desarrollos inmobiliarios destinados totalmente a rentas de larga y corta estancia.

“Ante coyunturas económicas complicadas los esquemas de arrendamiento se vuelven populares para la población, solo debemos ser cuidadosos en observar que este segmento no se sature y provoque un exceso de oferta en determinadas zonas”, agregó Orozco.

 

 

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