Los poblanos enfrentan de manera cotidiana un panorama complejo en el ramo laboral.
Un trabajo que les reditúe lo suficiente para sostenerse en lo personal y a sus familias.
Pero no todos tienen la misma suerte, la oferta laboral es amplia, pero no suficiente, de ahí que muchos tengan que desempeñarse en el sector informal, en donde la carencia de un salario fijo y las prestaciones de ley, como las vacaciones, los días de descanso, servicios médicos, reparto de utilidades y aguinaldo son prácticamente inexistentes.
Y dentro de ellos aún hay trabajos que son peores, porque los ingresos varían día con día, lo que lleva a la mayoría de las ocasiones a que quienes los desempeñan enfrenten el reto diario de no saber a cuánto ascenderán sus ganancias.
En este caso, sin duda, no pueden considerarse emprendedores, sino personas que se autoemplean.
En este campo se encuentran los pepenadores que a diario recolectan cartón, PET y latas, para venderlas en los centros de reciclaje, cargando a cuestas con amplias jornadas de trabajo y largos desplazamientos.
Los viene viene de centros comerciales, con un marcado énfasis en los que laboran en estacionamientos con un cobro fijo, y que poco a poco han ido desapareciendo por los pocos ingresos que obtienen.
Los boleros son otro claro ejemplo, ya que casi no se les encuentra por ningún lugar, y que obtienen sus ingresos del número de boleadas que realizan al día.
Los diableros de la central de abastos son otro claro ejemplo de empleos mal pagados, por el hecho de que sus ingresos dependen de la carga que puedan movilizar, lo que conlleva un esfuerzo físico y un desgaste desproporcionado.
Los vendedores de nieves y helados que antes se encontraban por doquier, casi han desaparecido y sus ingresos son variados.
Los tamaleros se han multiplicado a tal grado que sus ventas en muchos casos han venido a la baja.
Estos son solo algunos ejemplos de los peores empleos que puede haber en Puebla, a los que habría que agregar otros campos como los globeros, los organilleros, los limpiavidrios y los afiladores.
Sin dejar de considerar que el uso de las tecnologías de la información ha afectado a los fotógrafos profesionales y los camarógrafos, a partir de las múltiples funciones que tienen los teléfonos inteligentes.
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