En un análisis sobre la desigualdad salarial en Puebla, se encontró que las principales causas de abandono laboral para los hombres se encuentran en la búsqueda de una mejor calidad de vida y en el caso de las mujeres se debe a un ambiente laboral de precariedad, sin oportunidades, así como de violencia económica de género.
Para ser más específicos, los hombres suelen dejar su empleo para buscar su superación personal, complementar estudios, por ocio, así como por una mayor expectativa de ingresos.
Mientas que las mujeres suelen abandonarlos por situaciones de discriminación y acoso, embarazo, matrimonio o compromisos familiares.
De manera general, las mujeres no suelen tener oportunidades para tener mejor capacitación en comparación con los hombres, así lo determinó el Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla en el cuarto informe de desigualdad de género.
El ambiente laboral de las mujeres se caracteriza por la informalidad y la precariedad. Más del 50% de las mujeres económicamente activas se encuentra trabajando en la informalidad participando principalmente en la prestación de servicios personales, en trabajos de oficina y en la educación.
En cuanto a puestos de dirección, siguen siendo minoritarios representando el 39.9% de la población y 44% en la población de técnicos, profesionales y trabajadores del arte, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Uno de los factores que propicia este escenario es la imposición de roles de género sobre las actividades laborales y domésticas, mismas que exponen una desigualdad laboral en la que se carece de pensiones, se vuelven dependientes económicamente de familiares o pareja sin oportunidades de solventar una mejor condición de vida.
De acuerdo con la maestra Estrada Jiménez, de la licenciatura en Economía y Finanzas, para disminuir estas brechas de salario en los hombres no basta con el trabajo legislativo, primero se deben atender la división de género sobre el trabajo.
Además, también es necesario que el sector privado tome cartas en el asunto, pues deben hacer una revisión de los lineamientos para identificar dónde existe la discriminación de género.