El estado de Puebla tiene una tasa de informalidad del 67 por ciento del comercio total, un 17 por ciento por arriba de la media nacional, si bien en los últimos años presentó una disminución, de acuerdo con investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y autoridades de la Secretaría de Trabajo (ST).

Los investigadores explicaron que en la capital del estado se mantiene hasta la fecha una disminución de más del 2 por ciento en el empleo informal de acuerdo a los datos del 2005 a 2020 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), pero en las zonas rurales la tendencia es diferente.

Hasta el tercer trimestre del año pasado, 16 entidades del país mantenían un nivel de empleo informal superior al promedio nacional, de 51.2 por ciento de la población ocupada.

Los estados donde había más informalidad son Oaxaca, con 74.5 por ciento; seguido de Guerrero, con 71.4 por ciento, y en tercer lugar Hidalgo, con 69.3 por ciento, según la información más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En el otro extremo, como los tres estados con menor informalidad se encuentran Chihuahua, con 31.9 por ciento; Coahuila, con 34 por ciento, y Nuevo León, con 35.5 por ciento.

Todas son entidades que no sólo tienen frontera con Estados Unidos, sino que su industria también está ligada con esa nación.

Los censos económicos muestran que 95 por ciento de los establecimientos del país son microempresas de no más de 10 trabajadores.

Se trata de “changarritos” que, en muchos casos, son negocios familiares en los que prácticamente van al día, con poca capacidad de generar valor y tener los ingresos suficientes para moverse con holgura en un esquema de formalidad.

a formalidad implica no sólo darse de alta en el SAT, sino también ante los esquemas de seguridad social, pero la mayoría de micronegocios no tienen la rentabilidad suficiente para operar con todos esos gastos.

De la población ocupada, 64 por ciento gana de uno o dos salarios mínimos, 12 mil 446 pesos mensuales en el mejor de los casos, cifra insuficiente para cubrir las necesidades de una familia.

Dadas las condiciones salariales, los trabajadores subordinados o independientes con oficios como carpintero, electricista o jardinero, si se formalizan deberán pagar su seguridad social, pero debido a su bajo sueldo, prefieren gastarlo en el presente, en lugar de dar una parte de este recurso para algo que les va a servir a futuro.

De acuerdo con datos recientes del INEGI, hay 26 millones de personas en la economía formal, ppatrones y trabajadores subordinados e independientes.

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