La zona metropolitana de Puebla-Tlaxcala tiene un índice de competitividad Media-Baja entre las ciudades con más de 1 millón de habitantes, de acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).

La ciudad más competitiva del país, según el índice general por tamaño de ciudad y nivel de competitividad, es Monterrey, evaluada con el grado de Competitividad Muy Alta.

Con un grado de Competitividad Alta se encuentran las ciudades de Satillo, Guadalajara, Querétaro, Valle de México, Chihuahua y Aguascalientes.

En el grado de Competitividad Media están Mexicali, Mérida, Juárez, San Luis Potosí, La Laguna y León.

Clasificadas con Competitividad Media-Baja se encuentran Tijuana, Puebla-Tlaxcala, Toluca y Cuernavaca.

En su informe, el IMCO señpala que la vida de ocho de cada diez mexicanos transcurre en las ciudades y quienes habitan en ellas suelen tener un mejor acceso a servicios de salud y educación, así como la posibilidad de elegir entre una mayor oferta de oportunidades laborales.

Al igual que su extensión territorial y su población, enfrentan problemas de inmensa magnitud cuyas soluciones rara vez son fáciles de hallar e implementar.

La exposición a la contaminación, la constante preocupación por la integridad física de los ciudadanos, las dificultades de movilidad y, en ocasiones, la ausencia de servicios básicos como el acceso al agua y el alumbrado público, aquejan a las grandes urbes no solo de México, sino en todo el mundo, señala el IMCO.

El desarrollo inclusivo y sostenible, agrega, ha estado en el epicentro del discurso político de quienes gobiernan ciudades desde hace tiempo, pero rara vez se traduce al diseño de las políticas públicas que las ayuden a avanzar, con el ritmo que se necesita, hacia el paradigma del futuro.

Un paradigma de ciudades en las que no solo se concentre el desarrollo económico, sino que se fomente la innovación, se garanticen los derechos de las personas, y se haga un trabajo real para cerrar las brechas que representan una desventaja para segmentos de la población como las mujeres, las personas con  discapacidades, las personas migrantes o de orígenes indígenas, por mencionar algunos.

Conforme las ciudades mexicanas crecen, crecen también las dificultades administrativas, y con ellas la necesidad de coordinación entre autoridades locales y estatales, indica el informe.

Identificar los puntos críticos a tratar con base en evidencia, y establecer prioridades es urgente para incrementar la calidad de vida de las personas y proveer las oportunidades que verdaderamente necesitan para superarse.

El Índice de Competitividad Urbana (ICU) tiene la finalidad de medir y entender qué factores específicos hacen a una ciudad atractiva para el talento y la inversión.

Sus 69 indicadores fueron elegidos específicamente para dimensionar los retos que enfrentan, y se
actualizaron con base en fuentes oficiales.

En términos generales, en la edición 2022 las ciudades mexicanas avanzaron en sus actividades relacionadas con el turismo, se incrementó el uso de servicios financieros y también aumentó el número de sectores económicos activos en cada ciudad.

Entre los retrocesos se observa que se intensificó la incidencia delictiva, mientras que también creció el consumo del agua per cápita, un recurso que será determinante utilizar de manera sostenible, pues la escasez ya empieza a hacerse evidente.

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