Con el paso de los años y el auge de la tecnología, los adultos mayores se han tenido que ir adentrando en el uso de internet e incluso redes sociales como Facebook y Twitter. Primero para estar en contacto con familiares y amigos, luego para informarse y hasta entretenerse.
Diversos gobiernos han emprendido estrategias para reducir la brecha digital entre las personas de la tercera edad, sobre todo las que habitan en comunidades rurales, sin embargo, falta mucho por hacer.
Incluso, algunas instituciones de Educación Superior como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) ofrece talleres a adultos mayores como el del celular inteligente para Android, nivel básico e intermedio.
Y es que los adultos mayores se enfrentan a dispositivos que, en ocasiones, resultan complejos para su uso.
CONECTIVIDAD EN PUEBLA
De acuerdo con Lilian Maribel Ortega Cuanalo, coordinadora de promoción y vinculación del decanato de Ingenierías de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) el Inegi, en 2019, reportó que en promedio el 40% de personas con acceso a internet en Puebla estado se ubican en el área metropolitana, y en el último lugar se encuentra la Sierra Negra, lo cual marca una diferencia importante.
Dijo que, de esta población total, solo el 30% cuenta con una computadora, una lap top o una tableta, que nos habla del balance social existente en estos momentos.
Según un estudio del mismo organismo de octubre del 2020, se habló del impacto que tuvo la pandemia del Covid-19 en el ámbito educativo, en donde del 54.3 millones de estudiantes, el 18% no concluyó el ciclo escolar 2019-2020 por carecer de una computadora o por falta de conectividad a internet; y un 22% ya no se inscribió al siguiente ciclo escolar por no contar con la tecnología a la mano.
Con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y del Consejo Nacional de Población (CONAPO), la población de 60 años y más en México, pasaría de 12.4 a 33 millones de personas de 2015 al 2050.
Algunos expertos señalan que en ocasiones existe rechazo de las personas de la tercera edad para usar las nuevas tecnologías, pero eso no se debe a la falta de interés sino por temor al cambio.