El acelerado crecimiento urbano y los efectos del cambio climático han afectado a cuerpos de agua en todo el mundo; Puebla no es la excepción. Más del 80 por ciento de los 22 cuerpos de agua registrados en el municipio han sido absorbidos por la mancha urbana o sucumbido al deterioro ambiental. Uno de los pocos remanentes acuíferos y refugios para diversas especies de flora y fauna, algunas nativas de la región, es la laguna de Ciudad Universitaria (CU) de la .

Por ello, la institución, a través de la Secretaría Administrativa y la Coordinación General de Desarrollo Sustentable, puso en marcha el proyecto “Restauración Sustentable de Ecosistemas en Laguna de CU y su Área Verde”, para rehabilitar este ecosistema y su área circundante con el fin de mejorar su calidad ambiental y promover su biodiversidad.

Originalmente esta laguna -con 9 mil 475.97 metros cuadrados de superficie y una zona verde de 8 mil 157.16 metros cuadrados- fue diseñada como un espacio de conservación y recreación, pero también sirve como un laboratorio natural para investigaciones académicas en Biología, Ecología y sostenibilidad.

En este proyecto se plantean diferentes etapas para su conservación. Diego Ariel Riva, coordinador de Gestión Ambiental, informó que en una primera fase se realizó un trabajo de desazolve con el retiro de materia orgánica, lodos y residuos para aumentar su capacidad de captación de agua en temporada de lluvia.

En los últimos 15 días se retiraron 266 metros cúbicos de sedimentos, que se enviaron a un banco de tiro autorizado para su tratamiento. Entre otras acciones emergentes a realizar destacan la limpieza de taludes de la zona, poda de árboles con plagas y sustitución de aireadores del lago.

Asimismo, el próximo 9 de mayo se convocará a directores, docentes, investigadores y alumnos a establecer un comité de trabajo que determine la realización de proyectos y diseño de estrategias innovadoras, así como las acciones participativas a realizar en este cuerpo de agua.

En una siguiente etapa se identificarán especies nativas y exóticas de flora y fauna, así como un diagnóstico de la calidad del agua (pH, oxígeno disuelto y contaminantes); además, se evaluará el impacto de las actividades humanas en la zona y se definirán las áreas prioritarias a intervenir, con la colaboración de las facultades de Ciencias Biológicas, Ciencias Químicas e Ingeniería Química.

En la tercera fase se plantearán acciones estratégicas como: aireación de la laguna, purificación del agua, a través de especies vegetales; introducción de flora nativa para crear un programa de reforestación, control de plagas nocivas, cuidado y aseguramiento de especies, así como poda de árboles, entre otras.

Posteriormente, expuso Ariel Riva, se establecerá un plan de conservación y cuidado permanente de la laguna y de sus áreas verdes. Para ello, se involucrará a la comunidad universitaria y local en actividades de conservación. De manera simultánea, se dará mantenimiento a la infraestructura existente; se colocarán más luminarias y se cambiarán bancas y pérgolas.

Este proyecto, que une ciencia y educación, demuestra cómo la colaboración interdisciplinaria y la participación activa son clave para enfrentar los actuales retos ambientales.

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