Felipe Isaac Rodríguez Alonso es un joven poblano con grandes deseos de salir adelante. Afortunadamente logró ingresar a la Facultad de Contaduría Pública en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) pero su situación económica es precaria.

Esto no lo detiene, cada fin de semana viaja desde Tepeaca a la capital del estado cargando su bolsa ecológica de supermercado con cajas de zapatos al interior que, a su vez, protegen las bolsitas de celofán con gomitas de dulce y cacahuates que vende en los alrededores de la Catedral de Puebla.

Es el segundo de cinco hermanos bajo el cobijo de una madre soltera. Su familia renta una vivienda en Tepeaca pero el haber ingresado a la universidad requiere que se traslade a Puebla para asistir a clases y aprovechar al máximo las instalaciones de la BUAP, que cuentan con bibliotecas y acceso a Internet.

Un poco cohibido pero con el ímpetu de superación, pide que los poblanos le apoyen comprando sus pequeños empaques de golosinas pues es la forma en la que reunirá dinero para pagar la renta de un dormitorio para estudiantes.

Felipe asegura que el apoyo de su familia lo motiva para estudiar y poder acceder a mejores oportunidades.

En Puebla, más de 37 mil jóvenes participaron en el proceso de inscripción para los programas de educación media superior y superior.

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