La película mexicana “El Padre Amaro” parece que trascendió a la realidad, al menos eso es lo que refiere la comunidad católica de la junta auxiliar de Jicolapa, perteneciente al municipio de Zacatlán, en el norte del estado de Puebla.
El sacerdote Francisco Javier López Flores ha levantado polémica, pues se le ha señalado en redes sociales de tener conductas inapropiadas con mujeres. A esos comportamientos también le suman cuestionamientos sobre el manejo del dinero que ingresa a la parroquia Nuestra Señora de la Luz.
Para denunciar la conducta del sacerdote, exhibieron fotografías en las que se observa al párroco sin portar los hábitos, abrazando y besando a distintas mujeres.
“Cómo es posible que la Arquidiócesis de Puebla, Arquidiócesis Primada de México permita que personas como el párroco de Nuestra Señora de la Luz, Jicolapa, Zacatlán, (Francisco Javier López Flores), siga teniendo licencia para trabajar, después de lo que anda haciendo fuera de la Iglesia”, se lee en la publicación.
Los denunciantes cuestionaron a las autoridades eclesiásticas sobre el comportamiento del párroco López Flores, a quien también señalaron de lucrar con las capillas que pertenecen a la parroquia de San Pedro Zacatlán.
Agregaron que el padre del pueblo pide dinero a la gente de las comunidades de manera continua y cada vez más les exige aportaciones económicas, “lucrando con la imagen del Señor de Jicolapa para poder cumplir sus fantasías y pagarle sus lujos a sus amigas”.
Los feligreses no están dispuestos a permitir más abusos y faltas a la investidura que debe tener un sacerdote, por lo que decidieron publicar los yerros de Francisco Javier López Flores, a quien apodan “El mil amores” y que las autoridades eclesiásticas tomen cartas en el asunto.
Insistieron que el párroco habría sostenido relaciones sentimentales fuera de su ministerio, lo que se contrapone con los votos de castidad que rigen su labor pastoral.
“No queremos atacar la fe, solo pedimos congruencia y transparencia a quienes representan a la Iglesia. No debe lucrarse con la devoción de la gente”, expresaron los habitantes a través de las publicaciones.
Usuarios en redes sociales reprueban la conducta del sacerdote de Jicolapa, mientras que otros justifican que “es humano” y ese tipo de comportamientos “no son nuevos”.
“Por eso se fue de mi pueblo. Bien dicen que las personas no cambian”, “Los mismos sacerdotes lo han dicho: el sacerdocio es un trabajo como cualquier otro, en la iglesia hacen su trabajo y fuera de ella son hombres comunes, juegan baraja, peleas de gallos, anda con las feligreses que les gustan”.
“Otro sacerdote de todas mías", “Cuando las personas tienen un poco de poder y dinero pierden la razón”, “Un discípulo más de la fraternidad o secta de Maciel, no lo dudo ni por nada”, “Si va estar así, mejor que deje de estar de sacerdote y que renuncie”.
“Por eso que se vayan a la mier... todos esos enfermos”, “Tienen viejas por montón y no les basta, hasta niños y dinero”, “La iglesia es la empresa mejor rentable del mundo, nunca pagan impuestos de nada”, “El arzobispo los solapa y solo los cambia de parroquia”, “Dios pone a prueba a sus mejores guerreros”, fueron parte de los mensajes de los usuarios.
Algunos pobladores pidieron la intervención directa de la Arquidiócesis de Puebla, al considerar que la situación afecta la imagen de la iglesia y la confianza de los feligreses.
Este medio solicitó la postura de la Arquidiócesis de Puebla, pero al cierre de la publicación no ha habido respuesta.