En Huaquechula, la devoción y la fe se funden con la tradición en una de las expresiones más representativas del turismo religioso en Puebla. La celebración del Día de Muertos, declarada Patrimonio Cultural del Estado en 1997, refleja un profundo sincretismo entre el pensamiento prehispánico y las creencias católicas, y convierte a los Altares Monumentales en una experiencia espiritual de gran relevancia. Esta manifestación cultural cuenta con el respaldo del Gobierno del Estado de Puebla y del gobernador Alejandro Armenta, quien promueve y fortalece la identidad de las comunidades a través de estas expresiones.
Se estima la llegada de más de 100 mil visitantes y una derrama económica superior a 1.5 millones de pesos, lo que refleja la vitalidad que generan el turismo, la gastronomía y las expresiones culturales en la región. La tradición consolida al municipio como un referente de identidad, hospitalidad y preservación de las raíces.
En representación de la secretaria de Desarrollo Turístico, Carla López-Malo Villalón, la subsecretaria de Promoción Turística, Alejandra de los Santos, destacó que esta celebración confirma por qué Puebla es uno de los destinos más visitados del país sin tener playa. “Aquí se evidencia la generosidad de su gente, que abre las puertas de su hogar a todo visitante. Los altares monumentales son un testimonio del corazón enorme que tenemos como poblanas y poblanos”, señaló.
El presidente municipal de Huaquechula, Raúl Marín Espinoza, enfatizó que esta edición busca ofrecer una experiencia completa a los turistas, que combinan tradición y cultura. Destacó que las actividades se desarrollan en la Explanada Central, el ex convento franciscano y la presidencia municipal, donde se ha preparado una ambientación especial que refleja la esencia del Día de Muertos.
Asimismo, indicó que se cuenta con el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, la Policía Turística y la Policía Municipal para garantizar el orden y la protección de las y los visitantes durante toda la temporada, además de brigadas permanentes de limpieza en calles y accesos.
Las actividades comienzan el 28 de octubre, que de acuerdo a la tradición, se reciben a las ánimas de quienes fallecieron en accidentes. El 31 de octubre, en “La Plaza Grande”, la comunidad realiza el tradicional trueque para reunir los elementos del altar y recibe a las almas de los niños a las 14:00 horas. El 1 de noviembre, a la misma hora, llegan las ánimas de los adultos fallecidos de manera natural, mientras que el 2 de noviembre, desde el amanecer, las familias se dirigen al panteón para sahumar con copal, adornar las tumbas y despedir a sus seres queridos.
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