Una joven soldado poblana de la Guardia Nacional fue asesinada dentro de las instalaciones militares del 51 Batallón en Acapulco, Guerrero. El caso, señalado como posible feminicidio, ha causado indignación nacional, mientras su familia exige justicia y las autoridades buscan al presunto agresor, un sargento que se encuentra prófugo.
La víctima fue identificada como Stephania Carmona Rojas, de 20 años, originaria del municipio de Ajalpan, Puebla, quien tenía apenas mes y medio de haber ingresado a la corporación.
Stephania Carmona soñaba con servir a su país. Había dejado su hogar en Ajalpan para unirse a la Guardia Nacional, convencida de que encontraría disciplina, estabilidad y un futuro profesional. Su familia la describe como una joven responsable, comprometida y orgullosa de vestir el uniforme. Sin embargo, según testimonios de compañeras, había denunciado acoso dentro del batallón y temía represalias.
La Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE) informó que el asesinato ocurrió el 14 de octubre dentro de las nuevas instalaciones del 51 Batallón, ubicadas en el Bulevar de las Naciones, en la zona Diamante de Acapulco.
En un primer momento, se difundió la versión de que se trató de un accidente durante una práctica de tiro. No obstante, los estudios forenses lo descartaron, ya que la joven recibió dos disparos de arma de fuego en la cabeza, lo que apunta a una agresión directa.
Fuentes internas revelaron que Stephania habría discutido con su comandante. Minutos después, fue encontrada con heridas de bala dentro de una zona restringida del cuartel.
Su madre relató que recibió una llamada donde le dijeron que su hija estaba “grave y en cirugía”. Horas más tarde, otra llamada confirmó su muerte. Al llegar al hospital, la familia afirmó que no había médicos ni explicaciones oficiales, y que el cuerpo estaba en una bodega dentro de una bolsa negra.
Las investigaciones señalan como principal sospechoso al sargento segundo Yair Manuel Ramírez de la Cruz, perteneciente a la 329/a Compañía de la Guardia Nacional.
De acuerdo con las autoridades, el presunto agresor huyó de las instalaciones la misma noche del asesinato y hasta el momento sigue prófugo.
Se abrió una carpeta de investigación por homicidio calificado, mientras colectivos feministas exigen que se investigue como feminicidio, debido a los antecedentes de acoso denunciados por la víctima.
El féretro de Stephania llegó a Ajalpan, Puebla, la madrugada del jueves. Fue recibido por el alcalde Faustino Soriano Centeno, elementos de la Policía Municipal, Policía Estatal y Guardia Nacional.
Este viernes se realizó una misa de cuerpo presente en la iglesia de San Juan Bautista, seguida por su sepultura en el panteón municipal, donde se montó una guardia de honor.
Entre aplausos, lágrimas y dolor, su comunidad despidió a la joven que soñaba con servir a México, pero fue asesinada dentro de la misma institución que debía protegerla.
La muerte de Stephania ha reavivado el debate sobre la violencia de género dentro de las fuerzas armadas, la falta de protocolos para denunciar acoso y el silencio institucional.