Armando Martínez Velázquez, coordinador de Turismo y Cultura del Ayuntamiento de San Gabriel Chilac, invitó al público a visitar este municipio, localizado en el Valle de Tehuacán, para admirar sus altares de muertos, considerados Patrimonio Cultural del estado de Puebla.

Para los días 1 y 2 de noviembre han programado una serie de actividades con motivo de las celebraciones de Día de Muertos o Mikailhuitl, como ellos le llaman, para incentivar la llegada de visitantes y la económica local.

En esta comunidad, la etnia náhuatl trata de preservar sus tradiciones a pesar de los efectos adversos generados por la pandemia del Covid-19.

Incluso, recordó que el año pasado, recibieron el apoyo económico por parte de la Secretaría de Cultura estatal, la cual otorgó tres mil pesos a 63 familias para montar sus altares.

Las ofrendas de muertos de San Gabriel Chilac se distinguen por su tamaño y toda la preparación con un mes de anticipación para agradar a sus seres queridos que ya no están en tlalticpac (el mundo terrenal).

Artesanos de la comunidad son contratados por las familias para que reparen y embellezcan las cruces en los panteones, mientras que los integrantes de las familias limpian las lápidas y tumbas.

Las familias se encargan de la elaboración de flores de colores propios de la temporada en papel picado, mientras que otros artesanos se dedican a adornar las ceras que habrán de colocarse en las ofrendas.

También elaboran arcos o estructuras de carrizo para enmarcar las tumbas y adornarlas de cientos de flores para esperar la llegada de las almas, en medio de cantos y rezos de bienvenida.

Mientras que en las viviendas, las ofrendas, además de ser adornadas como en las tumbas, incluyen comida de la región como tamales de frijol y chile, atole rojo, chocolate, mole de guajolote, pan de sal, fruta de la temporada y las bebidas que eran favoritas por el difunto.

En los altares dedicados a los hombres se incluye un tenate, mientras que en las ofrendas para las mujeres se pone una canasta. Se adornan con papel china morado y negro, para después colocar los productos de la ofrenda.

En la misma habitación de la vivienda donde se pone la ofrenda, asisten las rezanderas, quienes entonan las letanías a una sola voz.

Todo es “purificado” por el olor del copal e incienso que reposa en un sumerio hecho de barro, mismo que se coloca al pie de las ofrendas.

La comida, pan, bebida, flores y velas son recogidas el día 2 de noviembre por todos los familiares, quienes marchan por las calles de la comunidad “acompañando” al alma de su ser querido hasta su morada final, el panteón.

Ahí, bandas de viento, amenizan la despedida de los familiares, quienes arman un festín para que sus antepasados regresen contentos al descanso eterno y deseosos de regresar el próximo año, sin importar la presencia de los visitantes que acompañan a los dolientes.

Por toda esta cosmovisión de la comunidad de San Gabriel Chilac, el gobierno del estado declaró Patrimonio Cultural del Estado sus ofrendas, publicado en el periódico oficial el miércoles 6 de agosto de 1997.

En este municipio, los visitantes también pueden disfrutar de actividades como la exposición y venta de artesanías, baile de calaveras, visita al panteón municipal, exposición de ofrendas y concurso de calaveritas literarias para conocer más sobre la cultura de esta comunidad.

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