Poseedora de un don especial para conversar con las personas, para conocer sus historias de vida de una forma casual y franca, Cristina Pacheco dedicó más de cuatro décadas a dialogar con los ciudadanos “de a pie”.

Cristina Pacheco entrevistó a un niño poblano en 1996 que migró a la CDMX | Foto: Facebook Said Eduardo
Cristina Pacheco entrevistó a un niño poblano en 1996 que migró a la CDMX | Foto: Facebook Said Eduardo

Y entre ellos, en una ocasión, conversó con un niño en las inmediaciones de la Torre Latinoamericana en el programa "Aquí nos tocó vivir". Hace 28 años, en 1996, Cristina Pacheco y José Alberto, un poblano de 9 años, sostuvieron una conversación que proyectó la realidad de muchos mexicanos que migran de sus lugares de origen a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades.

José Alberto narró con elocuencia y claridad que había migrado para trabajar y así ayudar a sus hermanos menores, no iba a la escuela. Dialogaron del futuro y de sus aspiraciones.

El menor aspiraba a enfocarse en el cultivo de las rosas, tal como lo hacía su padre en su natal San Martín Texmelucan. Pero el sueño de José Alberto era mayor; avizoraba contar con un campo de rosas blancas y hasta una casa, nada más que en Paseo de la Reforma o Chapultepec, localidades por demás emblemáticas de la Ciudad de México.

Cristina Pacheco entrevistó a un niño poblano en 1996 que migró a la CDMX | Foto: Facebook Said Eduardo
Cristina Pacheco entrevistó a un niño poblano en 1996 que migró a la CDMX | Foto: Facebook Said Eduardo

La conversación con un niño poblano que en la actualidad es un hombre maduro, que reside en San Martín Texmelucan, proyecta el perfil de los diálogos que buscaba entablar Cristina Pacheco, para mostrar la esencia de las y los mexicanos que conforman una parte del entramado social que está lejos de permanecer en el foco de la atención pública.



Ciudadanas y ciudadanos a quienes Cristina Pacheco les brindó la oportunidad de hablar sobre sus expectativas e historias de vida en una larguísima serie de conversaciones que, sin duda, forman parte de un legado invaluable e irrepetible en la historia del periodismo urbano, de quienes ejercen como una suerte de cronistas sociales.

Sin duda, el fallecimiento de Cristina Pacheco representa, para muchas y muchos de quienes tuvieron la oportunidad de conversar con ella, una invaluable oportunidad de rememorar aquella ocasión y, para el grueso de la colectividad, una ocasión propicia para revalorarla como periodista y cronista social.

Google News

[Publicidad]