En el debate sobre cuál es la pirámide más grande del mundo, muchos piensan inmediatamente en Egipto. Sin embargo, en México, específicamente en Puebla, se encuentra una estructura milenaria que supera a la Gran Pirámide de Guiza. Este coloso prehispánico, aunque menos conocido internacionalmente, ha capturado el interés de arqueólogos y viajeros por su imponente tamaño y su misteriosa historia.
¿Cuál es la historia de las pirámides de Egipto?
Las pirámides de Guiza, en Egipto, son quizá los monumentos más icónicos del mundo antiguo. Construidas hace unos 4 mil 500 años, estas estructuras fueron erigidas como tumbas monumentales para los faraones del Reino Antiguo. La más grande de todas, la pirámide de Keops (también conocida como la Gran Pirámide de Guiza), alcanzó originalmente los 147 metros de altura, con una base que abarca más de 230 metros por lado y alrededor de 2.3 millones de bloques de piedra.
Los faraones Keops, Kefrén y Micerino fueron los responsables de las tres grandes pirámides del complejo, siendo la de Micerino la más pequeña, con 66 metros de altura. Estas construcciones requerían una enorme organización estatal y un complejo sistema logístico que involucraba el uso del Nilo para el transporte de materiales, comunidades de trabajadores especializados, y una tecnología de ingeniería aún no completamente comprendida.
Las pirámides egipcias no solo eran tumbas, sino símbolos de poder y religiosidad. Los complejos funerarios incluían templos, calzadas ceremoniales y esculturas como la famosa Esfinge. A lo largo de los siglos, estas estructuras han resistido el paso del tiempo, convirtiéndose en un emblema de la civilización faraónica.

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¿Cuál es la historia de la pirámide de Cholula?
En el corazón de un Pueblo Mágico en Puebla se levanta una pirámide que supera a cualquier otra en volumen: la Gran Pirámide de Cholula, también conocida como Tlachihualtépetl, que en náhuatl significa "cerro hecho a mano".
Su base de más de 400 metros por lado, su altura de 66 metros y un volumen de alrededor de 4.5 millones de metros cúbicos la convierten en la estructura piramidal más grande del planeta.
La construcción de esta pirámide comenzó hacia el siglo II a.C. y fue creciendo mediante un sistema de superposición: cada nueva fase constructiva cubría por completo la anterior. Se estima que su desarrollo se extendió hasta el año 1100 d.C., aunque investigaciones recientes indican que la última ampliación quedó inconclusa hacia el 650 d.C.
Al momento de la llegada de los españoles, la pirámide se encontraba abandonada y cubierta de vegetación, por lo que fue confundida con un cerro. Fue el fraile franciscano Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinia, quien reconoció que se trataba de un antiguo centro ceremonial.
Durante el siglo XX, bajo la dirección del arquitecto Ignacio Marquina, comenzaron las exploraciones arqueológicas formales con un sistema de túneles que permitió conocer sus distintas etapas constructivas. A través de pinturas murales y documentos coloniales como el Códice de Cholula, se ha identificado su función ritual y su importancia en la cosmovisión mesoamericana.
Además, investigaciones contemporáneas han revelado que el Tlachihualtépetl era consagrado a Tláloc, dios de la lluvia, y que los toltecas habrían sido sus constructores tras el diluvio universal, según mitos registrados en la tradición oral y la cartografía indígena.

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Hoy en día, en la cima de la pirámide se erige el Santuario de la Virgen de los Remedios, construido por los frailes franciscanos en el siglo XVI, lo que representa un símbolo del sincretismo religioso entre el México prehispánico y el colonial.
Si bien las pirámides de Egipto son más altas y visualmente impactantes, la pirámide de Cholula en Puebla ostenta el récord como la más grande del mundo en volumen, un título que la convierte en un tesoro arqueológico único en el continente americano.