El , o dulce de pepita, es uno de los de Puebla que se produce con base en semillas de calabaza, azúcar y leche.

La pepita se obtiene de la semilla de calabaza, la cual se muele para obtener una pasta, misma que se hierve con agua y azúcar hasta obtener la consistencia deseada.

Se agrega colorante conforme al tipo de producto que se desea obtener; por ejemplo, color rosa para la mitad del jamoncillo, o se deja al natural para hacer la pasta que se coloca encima de las galletas conocidas como tortitas de Santa Clara.

Por lo general muchas veces se presenta en forma de barra que puede ser rebanada a la hora de servirse.

Dónde comprar dulces típicos en Puebla

Pasear por las calles de Puebla obliga a poblanos y visitantes a hacer una parada por la calle 6 Oriente-Poniente, en el Centro Histórico, donde las vitrinas lucen una amplia variedad de dulces típicos como camote, borrachitos, tortitas de Santa Clara y otros.

La calle Seis Oriente en el tramo comprendido entre la 5 de Mayo y la 4 Norte, es una de las vías de mayor tradición en el Centro Histórico, actualmente se conoce como la calle de los dulces.

Pero la calle no siempre tuvo ese nombre porque antes, cuando la nomenclatura de la ciudad no era numérica, se le conocía como la “Calle de la Portería de Santa Clara”, pues desde el siglo XVII se ubicó aquí el convento de las monjas clarisas que se hicieron famosas por sus deliciosos dulces de camote y sus tortitas cubiertas con jamoncillo de pepita.

Alejandro Cabrera, propietario de la dulcería La Original de Puebla, en entrevista con El Universal Puebla, comentó que los dulces de pepita de calabaza son los más socorridos por los poblanos, mientras que el camote es el preferido de los turistas.

Puebla es uno de los estados que destaca también por su gran variedad de dulces típicos, los cuales forman parte de su riqueza gastronómica y que en la mayoría de los casos, tienen sus orígenes en la .

Son herencia mestiza de la conquista que pasó primero por las cocinas conventuales y de ahí hacia las fábricas artesanales.

La fusión de la cocina española e indígena, trascendió desde la época colonial en manos de monjas y esclavas mulatas hasta ser parte hoy de la cultura mexicana.

Fue primero en los conventos de Santa Mónica y Santa Rosa donde se elaboraron por primera vez toda la gama de dulces que por su característico sabor y gran calidad se han vuelto famosos en México y en el mundo como son las tortitas de Santa Clara, los camotes poblanos o camotes de Santa Clara, limones rellenos de coco, jamoncillo, cacahuates garapiñados, macarrones, frutas cristalizadas, muéganos, piñón con leche quemada, etc.

Ivón Encinas Hernández, investigadora del (INAH), refiere que  la elaboración de algunos manjares azucarados tiene relación con la producción de arte virreinal; “por ejemplo, se dice que se utilizaba tanta clara de huevo para pegar las laminitas de oro de un retablo, que los poblanos se las ingeniaron para utilizar la yema en algo más; es así que surgen dulces elaborados con yemas de huevo, como los huevos reales, uno de los postres más tradicionales de la época”.

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