La primera documentada en Izúcar ha sido descubierta por especialistas del , quienes localizaron entierros humanos, cerámica y estructuras domésticas de más de 800 años de antigüedad en el Zócalo de la ciudad.

Este hallazgo marca un precedente en la historia arqueológica de la región, al pertenecer al periodo Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), etapa de la que no se tenía evidencia en la localidad.

Los trabajos forman parte de un proyecto de salvamento arqueológico derivado de las obras de conservación y reconstrucción del parque central de . La investigación, dirigida por la arqueóloga Martha Adriana Sáenz Serdio y el arqueólogo Carlos Cedillo Ortega, reveló restos óseos de cinco individuos, diez cajetes decorados, un fogón y un horno, elementos que apuntan a la existencia de un antiguo conjunto habitacional en esta zona del valle de Izúcar.

De acuerdo con el equipo del Centro INAH Puebla, los restos humanos fueron hallados en posición flexionada dentro de fosas, acompañados por ofrendas cerámicas con motivos decorativos en forma de grecas, “S” y gajos semejantes a calabazas. Las vasijas, en colores rojo, negro, café y anaranjado, reflejan influencias culturales posiblemente ligadas a poblaciones migratorias toltecas o chichimecas, anteriores al dominio mexica.

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Uno de los cajetes, con soportes que podrían representar la cabeza de un ave o una serpiente, muestra elementos iconográficos típicos del Posclásico Temprano, lo que fortalece la hipótesis de que esta comunidad tuvo un papel importante en los asentamientos mesoamericanos por su ubicación estratégica y tierras fértiles.

A dos metros de los entierros se identificó un fogón doméstico, tlecuil, con restos de ceniza y carbón, lo que sugiere que los entierros están directamente vinculados a un espacio habitacional. Al norte del parque, cerca del monumento a Mariano Matamoros, se detectó también un horno semicircular, actualmente en análisis, que podría ampliar la zona de vestigios y confirmar la existencia de una comunidad organizada.

Los materiales arqueológicos están siendo analizados en un laboratorio provisional instalado dentro del , donde se estabilizarán antes de ser resguardados oficialmente. Los expertos aseguran que este descubrimiento abre nuevas líneas de investigación para conocer los primeros grupos humanos que habitaron esta región del sur de Puebla.

“La investigación que se desprenderá de este proyecto ofrecerá nuevos datos sobre la región”, señaló el arqueólogo Carlos Cedillo, quien destacó la relevancia de este sitio como un parteaguas en la arqueología local. Por su parte, la arqueóloga Sáenz Serdio subrayó que el estudio de estos materiales permitirá entender mejor la identidad y origen de las antiguas poblaciones asentadas en el valle de Izúcar.

Este hallazgo fortalece la colaboración entre el INAH y las autoridades municipales, y marca el inicio de una nueva etapa para el reconocimiento del patrimonio arqueológico del sur del estado.

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