La dislexia afecta aproximadamente al 7 por ciento de la población del país, de acuerdo con datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Este trastorno perjudica primordialmente a los menores de edad desde su etapa formativa en las escuelas, aunque los acompaña a lo largo de sus vidas. En muchos casos no se tienen registrados con dislexia, ya que se trata de un padecimiento subdiagnosticado.
Cabe recalcar que este trastorno no solo afecta el aprendizaje, sino la autoestima y la socialización.
El dato cobra relevancia en el marco del Día Mundial de la Dislexia, que se conmemora el 8 de octubre.
La dislexia se puede identificar según los siguientes rasgos: dificultades en la lectura y la escritura de manera fluida y precisa, así como de comprensión, léxico limitado, deficiencias en la memoria de corto plazo y complicaciones de seguimiento visual.
En cuanto a las nociones espacio-temporales, hay confusión entre la derecha y la izquierda, reconocer los días de la semana, meses, horas; así como en el cambio de orden de las letras, ortografía deficiente, entre otros.
Los menores con dislexia tienen dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos.
Cuando tratan de leer, lo hacen lentamente, vacilan y se producen omisiones, sustituciones, inversiones o adicciones. Además, tienen problemas de seguimiento visual y de comprensión.
Problemas que están visibles por doquier, pero que en la mayoría de casos carecen de un diagnóstico adecuado.
El problema es tan visible que hay un grupo de profesores que ofrecen sus servicios en Puebla, para alumnos con dislexia en: https://www.superprof.mx/clases/ayuda-para-alumnos-con-dislexia/puebla/
Lo que lleva a apreciar el hecho de que no hay escuelas especializadas para menores de edad con dislexia y que los docentes, carecen de la preparación adecuada para atenderlos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que 10 por ciento de la población global padece dislexia, es decir, alrededor de 700 millones de personas.
Se trata de uno de los trastornos de aprendizaje más comunes de origen neurobiológico y es hereditario, afecta a diversas áreas de funcionamiento, como el desempeño lector y de escritura, situación que incide en el rendimiento académico de niñas, niños y adolescentes en edad escolar, así como el laboral en adultos.
La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo y un trastorno específico del aprendizaje caracterizado por un deterioro de la capacidad de reconocer palabras y distorsiones en la lectura, así como por problemas de escritura y escasa comprensión.
En principio hay dos tipos:
Pero también se clasifica como dislexia fonológica o indirecta, dislexia superficial y dislexia mixta o profunda:
Dislexia fonológica o indirecta: consiste en el mal funcionamiento de la ruta fonológica, es decir, acceder al significado a través de los sonidos. Las personas con este tipo de dislexia tienen dificultades para leer palabras sin sentido (pseudopalabras), hacen una lectura visual y deducen el significado, en vez de leer.
Dislexia superficial: consiste en el mal funcionamiento de la ruta léxica, es decir, acceder al significado por medio de la representación gráfica. En su defecto, las personas leen utilizando la ruta fonológica. Tienen dificultad para leer palabras irregulares, por ejemplo, palabras en inglés, pero no les cuesta leer las regulares. Cometen errores de omisión, sustitución o adición de letras, y confunden palabras homófonas.
Dislexia mixta o profunda: se caracteriza por alteraciones en ambas vías. Se observa una lectura con errores, cuya comprensión mejora cuando leen en silencio. Experimentan dificultades para leer tanto pseudopalabras como palabras regulares, y cometen errores semánticos.