La disputa sobre el origen de la cemita, uno de los platillos más emblemáticos de la gastronomía poblana, ha sido tema de debate entre locales y expertos durante años.

Algunos sostienen que El Carmen o el Alto son los verdaderos lugares de origen de este manjar, pero los historiadores apuntan hacia el Centro Histórico en donde se estableció uno de los mercados más importantes de la ciudad.

Por lo tanto, si te preguntas cuál fue la verdadera cuna de la cemita poblana, aquí te lo revelamos.

¿Qué es una cemita poblana?

La cemita poblana es un icónico platillo de la gastronomía del estado de Puebla. Según la Secretaría de Turismo, su creación se remonta al siglo XVIII.

Este manjar es de origen eminentemente ibérico y se elabora a partir de dos variedades de pan que, durante el Virreinato, la ciudad de Puebla entregaba como tributo a la corona española.

Sin embargo, después de la intervención francesa, el sabor y la forma del pan fueron renovándose hasta ser tal y como la conocemos actualmente.



El historiador Carlos Eduardo Benítez señala que el nombre de cemita tiene relación con el pan sin levadura de origen judío (semita) cultivado en España por la población sefardita (judío-española) desde el Imperio Romano.

Asimismo, Benítez menciona que el consumo de la cemita cobró auge y se volvió cotidiano a principios del siglo XIX como alimento de obreros y artesanos, “el típico itacate de la clase popular, un tentempié que se compartía. Fácil de guardar y transportar”.

¿Qué tiene una cemita?

En ese entonces, la preparación de las cemitas era muy sencilla, pues se preparaban en casa con ingredientes simples como frijoles, nopales.

Sin embargo, una cemita para que sea considera poblana debe llevar los siguientes ingredientes:

-Pan de cemita

-Milanesas de Res o pollo

-Aguacate

-Quesillo

-Cebolla

-Aceite de oliva

-Chile chipotle

-Hojas de pápalo

¿Dónde es la cuna de la cemita?

Ubicado entre las calles 5 de mayo y 3 Norte, entre las calles 4 y 8 Poniente, en el Centro Histórico de la ciudad, el mercado de La Victoria se consolidó como el principal punto de venta de alimentos de la capital.

Aquí se vendía el pan de “suela” con la parte de abajo con salvado, y decorada con ajonjolí en la parte de arriba. Los viajeros pasaban compraban su pan y luego lo rellenaban con aguacate, queso blanco, pata de res, chiles en vinagre y pápalo.

En el lugar comenzaron a vender las cemitas ya preparadas con pata, siendo las originales, y posteriormente llegaron las de milanesa, carne enchilada y otras que conocemos actualmente.

Por eso se dice que La Victoria es considerada como la cuna de la cemita poblana.

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