Después de que la sociedad mexicana estuvo volcada en el rescate de la jirafa Benito, de un sitio que no cumplía con las condiciones adecuadas a un lugar donde será cuidado por especialistas y que aman a los animales, los reflectores estuvieron puestos en Puebla.
Pero hay que saber que esta acción no es la primera que llevan a cabo poblanos a favor de la conservación de vida silvestre, sino también han tenido participación en el rescate de animales en peligro de extinción.
De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana, NOM-059-ECOL-2001, para México se define en peligro de extinción a aquellas especies cuyas áreas de distribución o tamaño de su población en el territorio nacional ha disminuido drásticamente; lo que pone en riesgo su viabilidad biológica, es decir, su supervivencia en el hábitat natural.
A nivel nacional, la lista de animales en peligro o riesgo incluye mamíferos, aves, anfibios, peces, reptiles, invertebrados, entre otros.
En Puebla se ubica Africam Safari, que más que un zoológico, es un parque de conservación de vida silvestre donde llevan a cabo programas con los que han logrado salvar a especies que han sido amenazadas por los seres humanos.
Gregory Camacho Wardle, director de Desarrollo en Africam Safari, comentó que uno de esos programas es el proyecto del rescate del lobo mexicano, el cual se hace de manera binacional entre México y Estados Unidos.
Una campaña de exterminación por parte de ganaderos en México y Estados Unidos llevó al lobo mexicano al borde de la extinción, con solo 190 individuos en vida silvestre.
El programa inició con siete ejemplares en el mundo y para el 2021 se logró contabilizar 445 lobos mexicanos, de los cuales 28 han sido crías nacidas en Africam Safari.
Africam Safari también se convirtió en el primer lugar en el mundo que logró la reproducción asistida del águila real, que es el emblema de la bandera mexicana.
Es una especie muy amenazada porque los ejemplares chocan con los cables de alta tensión y otras estructuras urbanas.
Hasta el 2020, Africam Safari ha logrado el nacimiento de más de 40 águilas, con características genéticas y comportamentales que convierten a este grupo en la mayor esperanza para la especie.
De igual manera, este parque, que se ubica en Valsequillo, ha logrado el rescate del sapo de cresta, el cual es una especie endémica de Puebla.
El sapo de cresta se llama así porque tiene dos protuberancias (crestas) en la cabeza, justo por encima de los ojos.
Se trata de un animal pequeño, que puede llegar a medir entre 8 y 12 centímetros, pesar entre 40 y 80 gramos y que tiene una expectativa de vida que va desde los 7 hasta los 9 años de vida.
Africam Safari y los especialistas han trabajando con la comunidad de Xocoyolo, perteneciente al municipio de Cuetzalan, para que lo reconozcan como algo valioso, lo protejan, limpien su río, eviten que el jabón o detergentes se vayan al agua y el sapo de cresta pueda reproducirse.
Otro de los animales que han logrado salvar es el ajolote, también especie endémica del país. El sapo de cresta y el ajolote o también conocido como salamandra de Alchichica han sido estudiadas con gran éxito reproductivo, dando la oportunidad de liberar algunos de estos animales para continuar garantizando su existencia en su medio de distribución natural.
Para Gregory Camacho, estos programas de conservación, así como el rescate de otras especies, como lo fue con la jirafa Benito, hoy pone a Puebla como sinónimo de conservación y líder mundial en los programas a favor del medio ambiente.
Las jirafas son otra especie en peligro de extinción, pero con la llegada de Benito a Africam Safari se espera que pronto empiece su reproducción, una vez que entre en contacto con la manada.
Al respecto detalló que las jirafas tienen 400 días de gestación y después de ese tiempo es que nace la cría, solo es una, rara vez llegan a ser partos gemelares.
Es un parto difícil porque cae la cría al suelo desde dos metros de alto, pero esa acción le ayuda a reaccionar. Al nacer, las jirafas bebés miden en promedio 1.80 metros.
Las hembras cuidan durante casi dos años a la cría que nace, al cual amamantan durante ocho meses y después de ese tiempo comienzan a comer ramas africanas para que inicie su vida adulta.