En octubre de 2020, Alexa Dayana, de 11 meses de edad, ingresó al Hospital para el Niño Poblano luego de presentar problemas de motricidad en la mitad de su cuerpo y, tras diversos estudios, los médicos confirmaron que tenía un tumor en el cerebro.

Paz Daniela Cuautlecito, madre de la pequeña, comentó que los médicos la intervinieron de urgencia, pero tuvieron que detener la operación para no poner en riesgo su vida, porque entró en crisis, comenzó a convulsionar y a sangrar de más.

En entrevista con El Universal Puebla, señaló que así permaneció internada hasta el 16 de diciembre que la dieron de alta para mantenerse estable en su casa, pero nuevamente del 7 al 24 de enero reingresó a hospitalización.

A decir de la señora Paz, el neurocirujano le recomendó una segunda operación para terminar de extraer el tumor cancerígeno.

La mujer originaria de la comunidad de San Bernardino Tlaxcalancingo consiguió el apoyo del municipio de San Andrés Cholula para que el mismo cirujano que operó a su hija la primera vez, lo hiciera por segunda ocasión.

El 24 de marzo ingresó al Hospital para el Niño Poblano para una segunda operación en la cabeza, donde permaneció internada un mes.

El cáncer ha mermado la salud de la niña, ya que se alimenta por medio de una sonda que entra por la nariz y llega hasta su estómago; le ha ocasionado problemas de motricidad y no puede caminar bien.

El 3 de mayo, Alexa Dayana presentó problemas y los médicos oncólogos le encontraron agua en la cabeza, por lo que sus padres nuevamente recurrieron al nosocomio en busca de una tercera cirugía.

La señora Paz Daniela, desde entonces, está a la espera de la intervención quirúrgica para su pequeña, la cual consistiría en la colocación de una válvula que le permita drenar el líquido acumulado en la cabeza.

“Estamos vigilantes, la tenemos en casa y no ha tenido una recaída, pero sigue con el líquido en la cabeza. Estamos a julio y el neurocirujano sigue sin valorarla”, comentó.

De los dos especialistas que estaban en el Hospital para el Niño Poblano solo queda uno, el cual no se da abasto, y el que se quedó no conoce el expediente de su hija.

Durante todo este tiempo refiere que se ha dado cuenta de la insuficiencia de medicamentos y de insumos en todo el hospital, pues las mismas oncólogas y enfermeras les piden suministros, los cuales consiguen en farmacias o con la ayuda de fundaciones como Banco de Tapitas.

A esos gastos se suma el dinero que emplean para pasajes, comida especial para la pequeña, leche de bote, suplementos alimenticios y cereales que la nutren a través de la sonda. Además, compran medicamento especial para que no convulsione y para que su cuerpo no esté tan rígido.

“En la reunión con el subsecretario de Salud dijo que iba a tomar cartas en el asunto para que se valore a mi hija, porque necesita una tercera cirugía”, indicó.

“Me es muy difícil decirlo, pero los niños con cáncer tienen el tiempo contado, por ello necesitan la atención necesaria para que puedan seguir su tratamiento, seguir adelante y salir de la enfermedad”, insistió.

La madre de Alexa cuenta con el apoyo de su esposo y su familia. Esta es su segunda hija que llega al Hospital para el Niño Poblano, ya que dos años atrás su primera bebé tuvo complicaciones al ser prematura y, lamentablemente, murió.

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