Aplaudidos por la ciudadanía, castigados por la ley.

Cuando aparecen los “justicieros anónimos”, las personas los reconocen.

La gente suele alabar a quienes han abatido a los delincuentes por el contexto de impunidad que hay en el país.

Pero la justicia, por su parte, reprende a estas personas y las castiga.

Lo anterior porque ningún mexicano puede hacer justicia por su propia mano, como lo marca el Artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho", establece.

“Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial”, señala de manera detallada.

El artículo deja claro que la justicia por propia mano no está apegada a derecho.

En consecuencia, la ley castiga a cualquier persona que cometa una conducta tipificada como delito.

Apenas la madrugada del pasado sábado 22 de octubre apareció un “justiciero anónimo”, en Puebla.

Ese día, como lo documentó, tres sujetos abordaron una unidad del transporte público sobre la carretera federal Amozoc-Nautla, a la altura de la junta auxiliar Santa Isabel Tepetzala del municipio de Acajete.

Tras asaltar a los pasajeros, descendieron y se echaron a correr para escapar.

El “justiciero anónimo” descendió de su vehículo y le disparó en múltiples ocasiones a uno de los presuntos delincuentes para posteriormente retirarse.

Paramédicos acudieron para revisar al sujeto e indicaron que ya no tenía signos vitales.

Los elementos de la Policía Municipal no localizaron a los dos cómplices del asaltante, aunque montaron un operativo.

Las autoridades ministeriales están en la búsqueda del "justiciero", pero éste también huyó para evitar que le finquen responsabilidades.

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