El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que México cuenta con más de 2 mil sitios arqueológicos que preservan viejos testimonios de grandes pueblos que, con su sabiduría, descifraron los ciclos del cielo y la tierra.
Las zonas arqueológicas son sitios donde se preserva evidencia de actividades que han sucedido en el pasado, ya sean prehistóricas, históricas o casi contemporáneas, y que han sido investigadas utilizando la disciplina de la arqueología, significando que el sitio representa parte del registro arqueológico.
Además de Teotihuacán, que es uno de los lugares más conocidos en el país, te compartimos que en Puebla existen zonas arqueológicas que podrás conocer, incluso en la zona conurbada a la capital del estado.
A continuación te presentamos cinco sitios arqueológicos imperdibles.
Cantona
Esta zona se ubica en el municipio de Tepeyahualco, de la cual no se ha descubierto en su totalidad, pues de acuerdo al INAH se considera que es la zona arqueológica más grande del país.
Sus vestigios datan del año 900 a. C., cuando llegaron los primeros grupos humanos a la región norte de la Cuenca de Oriental, Puebla.
Cantona se distinguió de otros centros urbanos de Mesoamérica por su compleja y eficiente red de vías de circulación; se calculan alrededor de 4 mil calles. También destacaba por su arquitectura asimétrica que obedeció a la desigualdad del terreno y su arquitectura sin cementante para unir las construcciones.
Una de sus principales actividades económicas fue la explotación de yacimientos de obsidiana, lo que contribuyó a un progreso exponencial para esta ciudad prehispánica que alcanzó a tener 50 mil habitantes.
Yohualichan
Para conocer este sitio debes de dirigirte a la zona de la Sierra Nororiental de Puebla. Yohualichan ha sido interpretado como “La casa de la noche”, designación de origen nahua que quizá esté asociada a la profusión de cavernas en la región, las cuales pudieron ser el modelo, estilizado, de los nichos que caracterizan a las estructuras en el sitio.
La importancia del sitio arqueológico reside en que fue el primer asentamiento totonaco, del el cual tuvo un periodo de apogeo y gran desarrollo alrededor del 600 de nuestra era, hasta el abandono del sitio para emigrar a lo que hoy se conoce como el Tajín, siendo el segundo centro ceremonial de los totonacos y a su vez la migración posterior a Cempoala hasta el encuentro con los españoles en el siglo XVI.
Viaja por la Supercarretera Puebla-Xalapa, en donde existe una desviación hacia la Cuenca de Oriental y la Sierra Norte de Puebla, con rumbo a Cuetzalan del Progreso. El acceso directo al sitio es por una desviación a 12 kilómetros de Cuetzalan sobre un camino empedrado.
Cholula
Esta zona es de las más reconocidas a nivel nacional e internacional que se ubica a 10 kilómetros al poniente de la ciudad de Puebla.
El área abierta de la zona se conforma por los patios ceremoniales del sur y del poniente de la Gran Pirámide de Cholula.
Es una ciudad con una larga historia cultural que se remonta por lo menos al Preclásico Tardío, pero es hasta el Clásico que la ciudad toma importancia al formar parte de la red comercial de Teotihuacán hacia el sureste, región de donde provenía la cerámica anaranjado delgado, de gran importancia comercial en esa época.
Después del declive Teotihuacano es probable que Cholula haya sido repoblada por gente proveniente del Golfo, Olmecas-Xicalancas, pero sin llegar a tener la importancia que como ciudad tenía durante el Clásico.
La importancia de la ciudad de Cholula radica principalmente en lo estratégico de su ubicación como nodo importante en las redes comerciales mesoamericanas y en la pluralidad cultural que su población tuvo a lo largo del tiempo. La Gran Pirámide de Cholula, dedicada a Tláloc, es la de mayor superficie en Mesoamérica, con 450 metros por lado.
Tehuacán El Viejo
La zona arqueológica se encuentra ubicada muy cerca del poblado de San Diego Chalma, en el Valle de Tehuacán, que le da su nombre al sitio.
Los estudios del INAH refieren que el pueblo fue edificado en el año de 1345 d. C. a orillas del manantial Ahuelican. Algunas tribus chocho – popolocas procedentes de Coapan se establecieron en Calcahualco, lo que hoy es conocido como Tehuacán el Viejo.
Algunos hallazgos arqueológicos demuestran que la zona fue habitada por comunidades de 8 mil 500 años a. C. Calcahualco fue un territorio caracterizado por su tierra fértil, áreas salineras y aguas termales.
La ciudad floreció desde el año 1000 hasta 1456, cuando los mexica-tenochcas conquistaron a los popolocas y les obligaron a abandonar la ciudad, para sentarse muy cerca, en el paraje llamado Calcahualco, sitio en el que los encontraron los conquistadores españoles.
Teteles del Santo Nombre
El sitio es considerado un asentamiento clave para entender la interacción que mantuvieron en la época prehispánica las áreas del Centro, Golfo y Oaxaca.
La zona está localizada al sur de Puebla y muestra características arquitectónicas similares a Teotihuacán, además de compartir rasgos culturales con el área de Tehuacán y la Mixteca.
Es la ciudad prehispánica más grande de la región de Tehuacán-Zucatlán y los visitantes a su museo de sitio podrán conocer parte de la historia de uno de los asentamientos urbanos más importantes del periodo Clásico en la región del centro de México.
El sitio se remonta hacia los años 200 a 400 de esta era, y cuenta con una extensión de 60 hectáreas. Se sabe que tuvo ocupaciones en diferentes épocas, que dan indicio de que se puede tratar de los antecesores de la cultura popoloca. La última ocupación fue en el periodo preclásico tardío (700 d.C), por lo que es notoria la influencia de Teotihuacán.
Se han hallado más de 30 estructuras de considerable volumen, ya que algunas llegan a medir 10 metros de altura; otros siete metros de altura y una de ellas, destaca porque tiene cerca de 100 metros de extensión.
Se encuentra en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez, a 90 kilómetros de la ciudad de Puebla y a 40 kilómetros de la ciudad de Tehuacán, enclavada en la parte norte de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán.