El socavón de Puebla, surgido hace cuatro años en la localidad de Santa María Zacatepec, sigue siendo un referente de la geología y la gestión de riesgos en el estado. Desde su aparición, en mayo de 2021, ha captado la atención de expertos, autoridades y ciudadanos, quienes se preguntan qué ha pasado con el socavón de Puebla este 2025 y cómo se mantiene la zona afectada.
¿Por qué se hizo el socavón en Puebla?
El 29 de mayo de 2021, la familia Sánchez Xalamihua alertó a las autoridades sobre un hundimiento de aproximadamente cinco metros de diámetro en sus campos de cultivo. En pocos días, el socavón creció rápidamente, alcanzando más de 97 metros de diámetro y 20 metros de profundidad. Las investigaciones iniciales generaron debate:
- El Instituto Politécnico Nacional (IPN) apuntó a la sobreexplotación del agua y condiciones climáticas como causas del fenómeno.
- La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) descartó la relación con la extracción de agua.
Un experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) concluyó que se trató de un fenómeno geológico instantáneo, similar a la formación de un cenote.
El crecimiento acelerado del socavón obligó a evacuar a la familia cercana y restringir el acceso al área, convirtiéndola en zona de riesgo permanente.

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Cómo sigue el socavón de Puebla
Actualmente, el acceso al socavón está restringido con malla ciclónica y se prohibieron las actividades económicas y agrícolas en la zona. La localidad ha regresado a la normalidad, aunque algunos habitantes aseguran que el socavón ha continuado creciendo, estimando un diámetro de aproximadamente 150 metros debido a las lluvias que desgajan la circunferencia original.
Las autoridades locales ya no realizan mediciones oficiales ni sobrevuelos con drones, y los movimientos sociales en defensa del agua y contra la privatización de recursos naturales han ganado fuerza en la región. Para el 29 de mayo de 2025, fecha en que se cumplen cuatro años de su aparición, no se han organizado actividades conmemorativas.
El socavón no solo alteró la vida de la familia afectada, a la que se le entregó una nueva vivienda en 2022, sino que también marcó un precedente en la gestión de riesgos por hundimientos en Puebla. Con 126 metros de diámetro en su eje mayor y 50 metros de profundidad registrados en 2021, sigue siendo un recordatorio de la importancia de la vigilancia geológica y el manejo responsable de los recursos hídricos.