Para los niños y jóvenes de la década de los 80 fue una hermosa experiencia conocer el Museo de Historia Natural de Puebla, el cual era reconocido por tener en su recepción la réplica de un tiranosaurio rex de casi 6 metros de altura.

Usuarios en redes sociales compartieron algunas memorias en las que se puede leer que este museo se inauguró en 1981 por el entonces presidente de México, José López Portillo; el gobernador de Puebla, Alfredo Toxqui Fernández de Lara y el presidente municipal, Miguel Quirós Pérez.  

Tenía seis salas principales: la de Prehistoria, Orígenes de la Vida, África, Minerología, América y el resto del mundo, así como colecciones de fetos, mariposas, el esqueleto de una ballena azul y un serpentario.

La sala de Prehistoria se inauguró de manera oficial cuatro años después y estaba conformada por figuras de tamaño natural, como un cráneo completo de un triceratops, diplodocus, tiranosaurios rex y el reptil volador Pteranodon, todos elaborados por varilla, periódico, fibra de vidrio y hule espuma.

Mientras que en las vitrinas destacaban los fósiles de una mandíbula completa de un camello y el cráneo completo de un tigre, donados por el señor Moisés Cabrera Huerta.

También había fósiles de costillas, colmillos, fémures, mandíbulas, molares y vértebras de mamut y mastodonte, así como cráneos incompletos de bisonte.

Para los niños y jóvenes de la época era toda una novedad y hasta un reto entrar al museo ubicado en la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, porque lo primero que se veía era la réplica del enorme dinosaurio junto con otros diplodocus de menor escala.

Ahí también se exponían animales disecados por el cazador y taxidermista Juan Naude Córdoba, ejemplares de su viaje a África. También había un enorme oso polar que imponía miedo y una buena cantidad de fósiles provenientes de la región de Valsequillo.

Conocer estas muestras de la fauna de diversas partes del mundo era un premio para los alumnos con las mejores calificaciones, pues los maestros los llevaban a estos recorridos guiados, mientras que los papás aprovechaban los fines de semana para pasear por las salas con sus hijos.

Sin embargo, en el 2003, este museo desapareció para convertirse en el Museo Imagina, con el estilo del Museo del Papalote del entonces Distrito Federal.

Esta renovación hizo que muchas de las piezas del museo se instalaran en la última sala del rediseñado edificio, pero a decir de los usuarios, el tiranosaurio rex aún permanecía en el recinto hasta que un día, desapareció.

En el 2015 desmantelaron el Museo Imagina para trasladarlo a La Constancia Mexicana, donde se encuentra el Museo de Música y el Museo del Títere.

Un año después, con una inversión de 114 millones de pesos se inauguró el Museo de la Evolución de Puebla, con cuatro salas que albergan piezas y material digital que relatan el proceso de 14 mil millones de años, desde el Big Bang hasta la creación del ser humano, pero ya sin el tiranosaurio rex.

“Es una lástima que ese museo lo quitaran”, “Me pregunto dónde está todo”, “Nadie sabe dónde está de tiranosaurio rex, todo lo demás está en el Planetario”, fueron parte de los comentarios en redes sociales.

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