Cerca de las 6 de la tarde, tiempo de Italia, desde el Vaticano se observó la fumata blanca que significó que en el Cónclave ya había sido electo el nuevo Papa. Casi una hora después, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro apareció la figura de Robert Prevost, quien eligió llamarse Papa León XIV.
Se trata de un hombre que tiene 69 años de edad. Nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois, Estados Unidos y fue Prefecto del Dicasterio para los Obispos, Arzobispo-Obispo Emérito de Chiclayo.
Información de la Arquidiócesis de Puebla señala que en 1977 ingresó en el noviciado de la Orden de San Agustín (O.S.A.), en la provincia de Nuestra Señora del Buen Consejo, en San Luis. El 29 de agosto de 1981 profesó sus votos solemnes. Estudió en la Unión Teológica Católica de Chicago, graduándose con una licenciatura en Teología.
Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de junio de 1982 y 5 años después obtuvo el Doctorado con la tesis: “El papel del prior local de la Orden de San Agustín”. En el mismo año fue elegido director de vocaciones y director de misiones de la Provincia Agustiniana de “Mother of Good Counsel” en Olympia Fields, Illinois en Estados Unidos.
El 3 de noviembre el entonces Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo en Perú, elevándolo a la dignidad episcopal de obispo titular de la Diócesis de Sufar y para el 15 de abril de 2020, el Papa Francisco lo nombró Administrador Apostólico de la diócesis del Callao.
El 6 de febrero de 2025, el Santo Padre Francisco lo promovió a la Orden de Obispos, asignándole el Título de Iglesia Suburbicaria de Albano por lo que fue un hombre muy cercano al trabajo del Papa Francisco.
Experiencia transcontinental y visión global
Prevost pasó 18 años en Perú (1985-2003), dirigiendo seminarios, formando sacerdotes y trabajando en barrios marginados de Trujillo y, sobre todo, como obispo de Chiclayo. Tiene conocimiento de realidades como la migración masiva o la pobreza estructural.
Rober Prevost es licenciado en Matemáticas y doctor en Derecho Canónico, combina rigor analítico con flexibilidad pastoral. Su tesis doctoral sobre el "rol del prior local agustino" revela interés por modelos de gobierno participativos, sintonizando con la sinodalidad.
Su paso por la Curia General agustina (2001-2013), mostró un equilibrio para mantener unida a una Iglesia fracturada entre "rigoristas" y "pastorales".
Como obispo de Chiclayo (2015-2023), priorizó visitas a comunidades rurales y programas contra la desnutrición infantil, reflejando la "Iglesia en salida" franciscana. Su trabajo en la Conferencia Episcopal Peruana (2018-2023) como vicepresidente demostró capacidad para construir consensos en entornos plurales.
Tiene doble nacionalidad, nacido en Estados Unidos, pero también cultural en durante el tiempo que permaneció en Chiclayo, Perú.
Su perfil lo posiciona como mediador natural, que tiene la capacidad de escucha sobre autoritarismo clerical, compromiso con la ecología integral, lo que aprendió en la Amazonía peruana, así como apertura a ministerios laicales, especialmente de mujeres.
De acuerdo con algunos vaticanistas, su principal reto es trasladar su eficacia administrativa al carisma profético que exige el momento.
En su primera presentación emitió su mensaje a los fieles en italiano y español, y guió sus primeras oraciones para Roma y todo el mundo.
Tras el nombramiento del Papa León XIV, el Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, dispuso tocar a vuelo las campañas de todas las parroquias de las Arquidiócesis de Puebla. De esta manera, los fieles y no creyentes se enteraron que hay un nuevo pastor de la Iglesia católica, León XIV.