El regreso a clases está a la vuelta de la esquina y como padres es el momento ideal para reforzar hábitos que impacten directamente en el rendimiento escolar y la salud de los niños. Uno de los más importantes —y a veces subestimado— es la alimentación durante la jornada escolar.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, más del 35% de los niños en edad escolar en México presenta sobrepeso u obesidad, y una de las principales causas es el consumo excesivo de azúcares y ultraprocesados durante la mañana y la hora del recreo.
Muchos de los alimentos “para niños” que se ofrecen en supermercados o tienditas escolares, en realidad, contienen cantidades elevadas de azúcares, grasas saturadas y sodio que afectan la concentración, el estado de ánimo y la salud a largo plazo.
“Muchos papás creen que están enviando un lunch práctico y nutritivo porque incluye yogurt, jugo, barritas o cereales ‘infantiles’. Sin embargo, la mayoría de estos productos pueden contener el equivalente a entre 4 y 8 cucharadas de azúcar en una sola porción”, explica Josefa Gallego, especialista en nutrición infantil y fundadora de la comunidad @mamaenjulio
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La alimentación durante la jornada escolar influye directamente en:
Una sugerencia es que visualmente se divida en proporciones:
Un lunch saludable no se trata de recetas complejas ni de ingredientes costosos, sino de equilibrio y planeación. El lunch debe ser fácil de preparar, pero también suficiente para garantizar que los niños reciban la energía y nutrientes que necesitan para aprender, jugar y crecer. Además, este enfoque permite a las familias ahorrar, reducir el desperdicio y construir hábitos alimenticios que acompañarán a sus hijos durante toda la vida. En el regreso a clases, la lonchera es mucho más que un recipiente: es una inversión diaria en salud, bienestar y rendimiento escolar.