Abrir la llave de la regadera para bañarte tal vez te parezca una acción muy simple, pero cada vez será más difícil que el agua potable esté al alcance de todos.

El agua es un recurso natural y básico que se requiere para las actividades diarias, desde lavarte los dientes hasta la seguridad alimentaria, salud humana y la actividad económica.

Sin embargo, el crecimiento de la población en el mundo y las sequías generadas por el calentamiento global provocan que cada vez sea mayor su escasez, ya que solo cerca del 0.01 por ciento del agua de la tierra es potable.

En el caso de los mexicanos, se estima que el consumo promedio de agua es de 366 litros diarios por persona, mientras que en zonas residenciales es de 567 litros.

En el caso de Puebla, en el Plan Estatal Hídrico que realizó un grupo de investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se señala que las ciudades de Puebla, Tecamachalco e Izúcar de Matamoros comenzarán a resentir el desbasto del vital líquido.

Principalmente por ser los municipios con mayor población en la entidad, debido al incremento de sus habitantes y por la veda de los mantos acuíferos de las cuencas Cerrada, de Tehuacán y del río Salado.  

En el caso del río Salado, la disminución en el afluente afectará a los municipios de Amozoc, San Andrés Calpan y el área de San Francisco Totimehuacán, así como el distrito de riego de Esperanza, Palmar de Bravo y San Andrés Chalchicomula.

En el estudio, alineado a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se menciona que se consideran 21 localidades prioritarias para el abastecimiento de agua potable y servicios públicos de alcantarillado que beneficien a una mayor cantidad de habitantes.

Además, de los 14 acuíferos que hay en el estado de Puebla, se menciona que los de Tecamachalco, Tehuacán y Libres-Oriental tienen una recarga muy pobre, lo que implica que ya no se podrán generar más pozos para abastecer de agua potable a la población de estas regiones.

De la misma manera, señalan que hay 320 plantas de tratamiento de agua en el estado, pero solo 60 operan y ninguna está dentro de la Norma Oficial Mexicana (NOM).

Respecto a la red de agua potable y alcantarillado, también existen deficiencias en el servicio como la presencia de fugas que ocasionan la pérdida de entre 40 y 45 por ciento del agua, antes de que sea aprovechada en los hogares.

Para tratar de revertir los efectos negativos de la sobre explotación de los recursos, los investigadores plantean lo siguiente:

  1. Desarrollar un censo que permita determinar el estado real de los acuíferos de Puebla.
  2. Delimitar los volúmenes que se destinan para uso agrícola y pecuario. -Rescatar las presas de la entidad y con ello prolongar su tiempo de vida.
  3. Generar un sistema de georeferencia de las plantas de tratamiento y conocer su estado físico.
  4. Diseñar un marco legal para sancionar a las empresas contaminantes.

En tanto, en el estudio Día Cero, realizado por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés), se menciona que de una lista de 189 países, México ocupa el lugar 24 con un promedio de 3.86 de estrés hídrico, siendo el menor índice 1 y el más alto 5.

En ese mismo rubro, el estado de la República Mexicana con el índice 5 es Baja California Sur, mientras que el estado de Puebla reporta un índice de estrés hídrico de 3.05.

El Instituto de Recursos Mundiales explica que el crecimiento poblacional mundial, aunado a las consecuencias del cambio climático y la contaminación de depósitos de agua dulce, generan que los mantos acuíferos sean sometidos a un mayor estrés hídrico, el cual se produce cuando la demanda de agua potable es más alta que la cantidad disponible.

Para el año 2030, se estima que en algunas regiones hidrológico-administrativas de México, el agua renovable per cápita alcanzará los mil metros cúbicos por habitante por año, cuando actualmente es de 3 mil 776 metros cúbicos por persona.

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