Debido a la euforia que ha generado Mircea Gabriel Mihaila, el rumano “quita dolores”, la Secretaría de Salud exhorta a la ciudadanía a no sustituir la atención médica profesional por prácticas alternativas como ésta que no tienen respaldo científico.
La dependencia estatal aclaró que a pesar de la reciente atención pública generada por el “quita dolores” que ofrece prácticas de supuesta sanación en el Centro Histórico de Puebla, no cuenta con facultades para regular actividades que no se desarrollan dentro de establecimientos debidamente constituidos.
En el comunicado, precisó que de acuerdo con el catálogo de actividades económicas, los servicios otorgados por profesionales de la salud que no son médicos, como fisioterapeutas, quiroprácticos o masajistas, deben brindarse en establecimientos con aviso de funcionamiento bajo la clave SCIAN 621397.
“En caso de que una persona preste cualquier tipo de servicio en la vía pública, la regulación de dicha actividad corresponde exclusivamente a la autoridad municipal, conforme a sus atribuciones en materia de comercio y ordenamiento del espacio público”, precisó en el escrito.
La Secretaría de Salud estatal subrayó que es necesario señalar que prácticas de tipo energético o alternativas, como las que han sido reportadas recientemente, no cuentan con respaldo científico y no deben considerarse sustitutos de la atención médica profesional.
Al respecto, Gabriel Biestro Medinilla, presidente de la Comisión de Gobernación en el Cabildo de Puebla, comentó que Mircea Gabriel no está infringiendo la ley porque no cobra por sus servicios sino que recibe donativos; tampoco vende productos, no emite recetas ni ha colocado estructura alguna en la vía pública, además de quetampoco es ambulante porque no vende nada.
“Ofrece un tipo de espectáculo que no obstruye el paso de la gente, no dice que tiene una profesión. No se anuncia como doctor y además no cobra”, indicó en entrevista.
Se llama Mircea Gabriel Mihaila, tiene cerca de 30 años de edad y es originario de Rumania, país que dejó hace 11 años porque él mismo comenta que sentía que ya no era su nación.
Este hombre delgado, cabello corto rubio, con heterocromía -una condición por la que tiene un ojo verde y el otro gris-, de signo piscis, se describe como un canal de energía, capaz de quitar dolores.
Desde hace dos meses llegó a Puebla, después de estar en Mérida, Yucatán; y se sentaba en una banca pública frente al edificio Carolino, donde colocaba un letrero que dice: “quito dolores”.
Hombres y mujeres, principalmente adultas y de la tercera edad, comenzaron a formar largas filas en la vía pública desde las primeras horas del día en espera de ser atendidos por Mircea Gabriel, quien solo pone sus manos en la parte del cuerpo donde la persona tiene molestia.
El rumano, a quien le gusta vestir ropa deportiva, no cobra por estos servicios que duran cerca de 30 minutos por persona, pero como agradecimiento, las personas le dan desde 50, 100 pesos hasta 700 pesos.
La gente espera más de 6 horas para ser atendida por el quita dolores, sin importarte que llueva, haga sol o tengan que permanecer parados, pues las historias que él sube a sus redes sociales los motiva a acudir a Mircea Gabriel, quien atiende de martes a domingo, desde las 9 de la mañana hasta que se vaya el último de la fila.
Así era en el Carolino hasta el pasado viernes 23 de mayo, pues desde el sábado 24 ya atiende a las personas en una banca del Paseo Bravo, al parecer por recomendaciones de la autoridad municipal.
Mircea Gabriel Mihaila ha comentado que su don lo descubrió en su trabajo, pues en una ocasión en la que uno de sus compañeros tuvo un accidente y se cortó el brazo, sintió la necesidad de ayudarlo y colocó su mano en la herida.
Fue ese momento cuando descubrió que tenía ese don de curar con solo poner las manos, pues su compañero herido aseguró que dejó de sentir dolor y el sangrado se detuvo, algo que los paramédicos no podían explicar.
Sin embargo, reconoce que no tiene ningún estudio en medicina y en un principio se desempeñaba como asesor financiero y hasta couch de vida.