En las últimas tres semanas el estado de Puebla ha sido testigo de fenómenos naturales que van más allá de las lluvias y tormentas regulares.
El hecho más reciente ocurrió el sábado 3 de junio cuando en la capital y municipios cercanos cayó una granizada que dejó algunos daños, pero también sorpresa.
En imágenes difundidas por pobladores de municipios como Acajete y Cuautitlán se observó que los pedazos de hielo llegaron a ocupar parte de la palma de la mano, asemejando no sólo a canicas sino pelotas.

En la capital, se registraron daños en algunas zonas como la junta auxiliar de San Sebastián de Aparicio donde los habitantes señalaron afectaciones a cuando menos 20 viviendas.
Antes de esta granizada de grandes dimensiones, el 21 de mayo, la Angelópolis y la zona metropolitana amanecieron pintadas de blanco, debido a una lluvia de ceniza que fue perceptible a simple vista durante varias horas.
Este caso se debió al incremento de la actividad del volcán Popocatépetl, lo que incluso derivó en que las autoridades elevaran la alerta a Amarillo Fase 3 y a suspender clases presenciales en 40 municipios.
Esta caída de ceniza estuvo precedida por varias semanas en las que se volvió común que los habitantes tuvieran que barrer el material volcánico acumulado en sus patios.
Otro extraño fenómeno natural que sorprendió a Puebla fue el imponente tornado que se registró el pasado 15 de mayo en Santa María Techachalco, en el municipio de Chalchicomula de Sesma, lo que ocasionó daños en al menos cuatro viviendas.
El tamaño y la fuerza con la que impactó el tornado en esta zona jamás habían sido vistos por los lugareños.

De acuerdo con lo que dio a conocer el departamento de Protección Civil estatal, fue un fenómeno ocasionado por la conjunción del clima caluroso, los vientos y la caída de granizo.