Este miércoles 5 de mayo del 2021, se celebra en Puebla el 159 Aniversario de la Batalla de Puebla.

Por segundo año consecutivo, los festejos se harán nuevamente sin una magna ceremonia, ni desfile, ni feria, debido a la contingencia sanitaria.

Pero para recordar esta fecha importante en la historia de Puebla y México, te presentamos los datos curiosos de esta batalla ocurrida el 5 de mayo de 1862 en los Fuertes de Loreto y Guadalupe.

La historiadora Emma García Palacios, integrante del Consejo de la Crónica de la Ciudad de Puebla, charló con para compartir con los lectores los episodios de los que poco se sabe y que influyeron en el enfrentamiento entre zacapoaxtlas y franceses.

​Una tromba y la fiebre amarilla ayudaron a ganar la Batalla de Puebla
​Una tromba y la fiebre amarilla ayudaron a ganar la Batalla de Puebla

Lo primero que tienes que saber es que el clima favoreció al ejército local comandado por el general Ignacio Zaragoza, pues ese 5 de mayo se registró una tromba.

Los indígenas de Tetela de Ocampo, Zacapoaxtla y Xochiapulco vestían con huaraches y estaban preparados ante el clima adverso porque era gente fuerte que trabajaba en el campo. Traían machetes y luchaban cuerpo a cuerpo. Mientras que los soldados franceses, dirigidos por el Conde de Lorencez, usaban botas y se patinaban en el lodazal, situación que fue aprovechada por los adversarios.

Emma García relató que el 26 de febrero de 1862, el ejército francés llegó a México por la costa de Veracruz, con una flotilla que incluía a 4 mil 74 soldados a caballo.

Su objetivo era que todos arribaran a Puebla cruzando por Tehuacán, pero en su trayecto, los franceses tuvieron varias bajas debido a un brote de fiebre amarilla.

A las 4:30 de la tarde, de ese 5 de mayo, se acabó la batalla. El ejército francés perdió a 600 hombres y del lado mexicano el número de fallecidos y heridos fue mucho menor.

Una vez que tuvo el saldo final, fue el momento que Ignacio Zaragoza envió el cable al presidente Benito Juárez con las memorables líneas: “Las armas nacionales se han vestido de gloria”.

Finalmente, Zaragoza murió cuatro meses después, en septiembre de 1862 por fiebre tifoidea, pues a pesar de que había cementerios en lo que ahora es el barrio de Xanenetla, los muertos de la guerra generaron enfermedades y epidemias.

Un año después de la Batalla de Puebla, la presencia francesa comenzó a notarse en el territorio poblano, pues algunos se habían instalado en esta ciudad porque vecinos de El Carmen les ofrecieron hospedaje. Fue entonces que ocurrió el mestizaje y por eso es que hay varios poblanos de ojos claros en la Sierra Norte.

​Una tromba y la fiebre amarilla ayudaron a ganar la Batalla de Puebla
​Una tromba y la fiebre amarilla ayudaron a ganar la Batalla de Puebla

La experta comparte además que en la década de los 50’s a 60’s, como parte de los festejos de mayo, durante la noche se celebraba El Combate de Flores, una pasarela de mujeres que era aprovechada por los hombres para regalarle flores a quien querían conquistar.

“Recuerdo que en 1962 se hizo una feria de Puebla con muchas cosas nuevas, incluso se inauguraron varios monumentos como el de Ignacio Zaragoza, que estaba en el parque llamado Las Piadosas, pero años después se movió de lugar, se arregló y ahora cuenta con hermosa fuente a la entrada de Puebla, por el lado oriente”, dijo.

También los monumentos dedicados a los tres Juanes: Juan Nepomuceno Méndez, Juan Crisóstomo Bonilla y Juan Francisco Lucas, que se pueden observar en la zona de Los Fuertes.

Ese mismo año, la feria de Puebla se hizo en la colonia San Manuel, porque era nueva y estaba de moda. Ahí se realizaron el desfile, la feria y verbena popular, eventos que este año no podrán ocurrir por la pandemia.

“Con los desfiles del 5 de mayo demostramos nuestra identidad como poblanos y como mexicanos, porque al participar en los desfiles nos sentimos como esos héroes que participaron en la batalla. Los niños y jóvenes, durante un mes previo, ensayaban con gran entusiasmo en los contingentes o con los carros alegóricos y bandas de guerra”, rememora.

 

Emma García recomienda que entre los jóvenes y los niños se difundan estas efemérides.

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