La detención de Alejandro Martínez Fuentes, presidente municipal de Quecholac y hermano de Antonio Valente 'El Toñín' -señalado como líder huachicolero en el llamado Triángulo Rojo- enciende los focos rojos en el partido Pacto Social de Integración (PSI).

Recordemos que en 2018 si alguien defendió, al punto de la irracionalidad, la candidatura de Alejandro fue precisamente el presidente estatal del PSI, Carlos Navarro Corro. La clásica foto alzándole la mano en señal de triunfo está ahí como constancia irrefutable.

Qué explicación tendrá el ahora diputado local de la LXI Legislatura sobre sus cuestionables nexos con la familia de El Toñín, sobre todo si el mismo Miguel Barbosa ha advertido en reiteradas ocasiones que su gobierno no dialoga con delincuentes y ha advertido que se restablecerá la paz en Quecholac. La  Fiscalía General del Estado deberá seguir todas estas pistas.

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Las fuerzas del orden en Puebla protagonizaron otro epic fail. Y es que aún no se olvida la fuga de El Pirulí y ahora un detenido se les escapa a policías con todo y esposas de las instalaciones del Complejo Metropolitano de Seguridad Pública ¿Ineptitud o colusión? Cualquier opción es lamentable.

Para no variar fue muy evidente la manera en que la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio de Puebla le echó la bolita de la pifia a la Policía Estatal y viceversa. En medio de las disputas que envuelven a las dependencias los afectados son los ciudadanos, porque en lugar de coordinarse para combatir el crimen, se deslindan de sus frecuentes errores.

Las corporaciones policiacas nos tienen acostumbrados a los malos resultados por eso la gente no les tiene confianza. La percepción de inseguridad es muy alta en la entidad y si los responsables de garantizar la tranquilidad de la población no se coordinan, la situación no mejorará.