Apenas mitad de semana y la violencia ha estado desbordada. No debería haber cuotas de violencia qué rebasar.

Ya no hablamos de la balacera del martes en el centro de vacunación infantil que tiene a la niña Valentina muy grave en el hospital.

Los feminicidios parecen el desafortunado pan de cada día, la descomposición social ha trasgredido la seguridad de los infantes.

El feminicidio de la pequeña Brenda en Chichiquila nos habla de cómo la violencia desconoce límites ¿Desde cuándo esto es normal en México? y sobretodo ¿Qué se está haciendo al respecto?

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Y como si la violencia no estuviera ahogándonos como sociedad, los brillantes priistas de Puebla salieron en una rueda de prensa a defender la ideota de su dirigente nacional, Alito Moreno, de permitir la tenencia de armas en los hogares mexicanos.

De verdad ¿nadie les ha dado ese consejo de conectar la cabeza con la boca? El dirigente priista en Puebla, Néstor Camarillo, de plano dijo que quien no tiene un arma quizá es por falta de recursos económicos, pero que prácticamente cada casa necesita una para la protección de su familia.

Está más que visto y probado que la existencia de armas en los hogares termina en tragedias como el suicidio de menores, el homicidio imprudencial entre familiares y balaceras en escuelas donde los estudiantes llegan con pistolas que papá tenía en el cajón. Si el PRI no se respeta al salir con esa propuesta, deberían respetar más a la sociedad, a sus electores.

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