Por si los feminicidios no fueran suficientes, ahora los ataques con ácido son el tema que ha cobrado popularidad.

Por allá del 2019 nos sorprendían este tipo de agresiones. En ese entonces el ataque fue contra la saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos.

Luego, en mayo de este 2022 una mujer fue víctima del mismo modus operandi cuando acudía a realizar trámites en el SAT Angelópolis. Según su testimonio, tras un “adiós guapa” dos tipos en bicicleta le arrojaron ácido y aún así había incredulidad en que algo así pudiera ocurrir en nuestra ciudad.

Pero apenas hace dos días, en Amalucan, otra mujer fue víctima.

Según los dichos de las autoridades, en el último caso hubo una denuncia previa por amenazas antecedente, pero ¿y la prevención?

Mientras este caso ocurría, en el Congreso del estado, una iniciativa para aplicar penas más severas a los atacantes con ácido, dormía en sus laureles. Ahora sí, dicen los diputados, urge su aprobación. Sin embargo, mientras no exista prevención o localización de los agresores, parece una discusión más de las que podrían quedarse en el congelador.

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Otro tema de preocupación es el de la salud infantil. Y es que con el apuro y la urgencia de proteger a la población contra el Covid-19, el sector farmacéutico produjo pocas vacunas para enfermedades del nacimiento y ahora, la mayoría de los recién nacidos no está inmunizado.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 que se presentó esta semana, la cobertura nacional de vacunación en menores de 2 años se redujo de 85 a 49% del 2006 al 2021.

Pero es peor en algunos estados del centro y sur del país. En Puebla y estados como Oaxaca y Guerrero, la cobertura de vacunación con esquema completo es del 19%.

Esta situación ha causado alerta entre la comunidad pediátrica y epidemiológica del país, pues existe el riesgo de que algunas enfermedades que se creían controladas o exterminadas, puedan rebrotar.

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