Carlos Loret de Mola

¿Por qué está atorada la estrategia de seguridad?

¿Cómo creerle a la presidenta que va en serio contra los delincuentes, si no toca a los altos mandos de Morena vinculados con el crimen?

12/11/2025 |08:21
Carlos Loret de Mola
Autor de opiniónVer perfil

La presidenta parece frustrada porque nadie le cree que su estrategia de seguridad está funcionando. Ayer en la mañanera repitió otra vez —lo ha hecho decenas de ocasiones— que en el año que llevan en el gobierno los asesinatos han bajado 37%, que los delitos han bajado 46%...

Sin embargo, la percepción de la gente sobre la violencia en México no sólo no ha bajado en esa proporción, sino que incluso ha subido: según datos gubernamentales del Inegi, la gente tiene más miedo hoy que hace un año cuando tomó posesión Claudia Sheinbaum.

Me parece que hay varios factores que explican esta disociación entre las declaraciones de la mañanera y la percepción de la gente:

1.- Los homicidios no han bajado tanto como dice la presidenta. Estoy convencido de que esa cifra está maquillada. Porque en la mañanera nunca hablan de personas desaparecidas que han aumentado 20% en la administración de la presidenta Sheinbaum. Octubre que acaba de terminar fue el mes con más desaparecidos ¡de la historia! Al principio tenía mis dudas, pero al cabo de ocho meses en los que la presidenta ha sido incapaz de explicar por qué se han disparado las desapariciones y descaradamente prefieren omitir el dato y no hablar de desapariciones en la mañanera, creo que ya podemos sacar las conclusiones: están escondiendo asesinatos como desapariciones.

2.- Los asesinatos de alto impacto. El alcalde de Uruapan que pidió ayuda a la presidenta, ella no le hizo caso y lo terminaron asesinando. Los dos colaboradores de primer nivel de la jefa de Gobierno a los que matan afuera del Metro. El abogado que va saliendo del juzgado y lo ejecutan a plena luz del día. Familias que quedan atrapadas en el fuego cruzado de Sinaloa. Matanzas en bares y restaurantes, niños en escuelas que ensayan el pecho-tierra para librarse de las balaceras. Todo esto genera una enorme atención/indignación pública que incide en la percepción.

3.- Pero el tercer factor me parece central en la credibilidad de la estrategia de seguridad. ¿Cómo creerle a la presidenta que va en serio contra los delincuentes, si no toca a los altos mandos de Morena que están claramente vinculados con el crimen? ¿Cómo creerle si ahí sigue Adán Augusto López como si nada, a pesar de que puso de secretario de Seguridad al líder del cártel de La Barredora? ¿Cómo creerle si no tocan al secretario de Marina de López Obrador, Rafael Ojeda, cuando la propia investigación de la FGR demuestra que sus sobrinos encabezaron una red de huachicol fiscal en la Marina? ¿Cómo creerle si se mantiene Rocha en Sinaloa, a pesar de sus confesos vínculos con el cártel local? ¿Y Marina del Pilar aunque le quitaron la visa por lavado de su marido, y Américo Villarreal a pesar de la tonelada de evidencias que apuntan en su dirección, y a Rocío Nahle que se da vida de millonaria, o a Andy que no puede explicar su riqueza y la de sus amigos, y a Mario Delgado que no lo molestan ni con el pétalo de una carpeta de investigación a pesar de que todo mundo sabe de su cercanía con el Rey del Huachicol?

No estoy diciendo que indicie a López Obrador, porque sabemos que eso va más allá de sus fuerzas, no. Que tome un caso, uno de este enorme abanico y lo lleve hasta las últimas consecuencias, como ejemplo, como señal a una ciudadanía que, dicen las encuestas, la quiere pero no le cree.