Un diagnóstico oportuno y apoyos personalizados mejoran la calidad de vida de las personas con Trastorno del Espectro Autista, pero persisten barreras sociales y educativas.
Joaquín es un joven muy serio, sus compañeras y compañeros en la escuela lo describen como “raro”, suele ser directo en sus comentarios, sin filtro, algunas personas lo perciben agresivo, no suele sostener la mirada y no le agrada el contacto físico, su rostro refleja cierta dureza, pareciera que está enojado, a veces Joaquín trae unos audífonos con los cuales se aísla del ruido, por otro lado, suele apasionarse con la saga de las películas de Star Wars, puede hablar de ello durante horas, también tiene una memoria detallada, describe situaciones o momentos con una minuciosidad impecable, se caracteriza por tener un pensamiento lógico y analítico destacable y cuando se apasiona por un tema suele destinarle todo su tiempo y atención, es honesto. Joaquín también ha sufrido discriminación y bullying a lo largo de su formación escolar, esto lo ha llevado a aislarse aún más, ha padecido ansiedad y depresión aunado a su Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Según la Secretaría de Salud del Gobierno de México en su publicación de prensa, refiere que el 1% de la población mundial padece TEA, el cual es una condición del neurodesarrollo que acorde al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª edición, se caracteriza por:
Complicaciones para conectar emocionalmente:
Dificultad con el lenguaje no verbal:
Complicaciones en las relaciones sociales:
Volviendo a la experiencia de Joaquín, es posible que antes de los 5 años no respondiera con sonrisas ante los gestos cariñosos de su madre o padre, algo que habitualmente ocurre en esa etapa, posiblemente reaccionaba exageradamente ante sonidos cotidianos, quizá a los 11 años, Joaquín no entendía las bromas y sarcasmo de sus compañeros de salón, en su etapa adolescente se acerca demasiado a las personas al hablar o invade su espacio personal sin darse cuenta, lo cual le ha traído conflictos. Ya en su vida adulta, evita eventos sociales porque no sabe cómo actuar en conversaciones grupales y además nunca ha tenido una relación de pareja lo cual lo lleva a cuestionarse y deprimirse, para Joaquín resulta un desafío mayor el poder alcanzar sus metas personales y profesionales cuando ha encontrado varias limitantes a lo largo de su desarrollo.
En este momento, miles de personas con TEA podrían estar enfrentando esta misma situación. Por ello, es fundamental reconocer los síntomas a tiempo, buscar ayuda profesional para obtener un diagnóstico preciso y, a partir de ahí, establecer un plan de acción integral. Además, si el contexto lo requiere, es clave mantener una comunicación constante con las instituciones educativas para implementar ajustes razonables y eliminar las barreras que limiten su acceso a una educación inclusiva.