En México, el emprendimiento liderado por mujeres está cambiando la cara de nuestra economía, según el Instituto Nacional de las Mujeres, más del 40% de los negocios en el país son fundados por mujeres, especialmente en sectores como el comercio, los servicios y cada vez más, en áreas de tecnología e innovación. Aunque históricamente han enfrentado obstáculos como la falta de acceso a financiamiento, ya que solo el 10% de los fondos de capital de riesgo se destinan a emprendedoras, los estereotipos de género y las brechas digitales, hoy son cada vez más las que eligen crear sus propios proyectos con creatividad, determinación y un profundo deseo de impactar positivamente en sus comunidades.

Dentro de este movimiento, destaca especialmente el emprendimiento en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), dónde las mujeres no solo están incursionando en áreas tradicionalmente dominadas por hombres, sino que están desarrollando innovaciones con proyección global. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venture Capital, los emprendimientos STEM liderados por mujeres tienen un 35% más de probabilidades de ser rentables en el largo plazo, gracias a su enfoque en sostenibilidad y soluciones escalables.

Iniciativas como el programa “Futuras Líderes STEM UDLAP 2025”, respaldado por WISE Latin America y el Banco Interamericano de Desarrollo, son clave en este camino; ofrecen mentoría, capacitación especializada y acompañamiento paso a paso, desde cómo validar una idea de negocio y estructurarla, hasta planear sus finanzas, diseñar estrategias comerciales y proteger legalmente su proyecto. Según datos del INEGI, solo el 22% de las microempresas lideradas por mujeres están formalizadas, lo que limita su crecimiento. Programas como este buscan revertir esa estadística, demostrando que una buena idea, con las herramientas correctas, puede convertirse en un negocio real, sostenible y con impacto social.

Sin embargo, el camino no es fácil, en México, las emprendedoras enfrentan desafíos únicos, muchas trabajan dobles jornadas ya que, el 73% dedica más de 20 horas semanales al trabajo no remunerado en el hogar, lidian con estereotipos y carecen de representación en espacios de decisión. A pesar de ello, están logrando desde el desarrollo de aplicaciones para mejorar la salud femenina hasta soluciones de ingeniería ambiental, inteligencia artificial con enfoque social y plataformas educativas que democratizan el acceso al conocimiento.

Apoyar el emprendimiento femenino no es solo cuestión de igualdad, es una decisión inteligente; según el Banco Mundial, reducir la brecha de género en emprendimiento podría aumentar el PIB de América Latina en un 34%. Las mujeres reinvierten hasta el 90% de sus ganancias en su familia y comunidad, impulsando educación, salud y bienestar para todos. Además, según un estudio de Goldman Sachs, las empresas fundadas por mujeres tienen un 15% más de probabilidades de priorizar el impacto social y ambiental.

Pero aún falta mucho, necesitamos más fondos de inversión con perspectiva de género, ya que actualmente, solo el 5% de los inversionistas en México son mujeres; también se necesitan políticas públicas que simplifiquen trámites y otorguen créditos blandos, redes de mentoras sólidas y una cultura que vea el liderazgo femenino como algo natural y no como una excepción.

Las emprendedoras mexicanas no están pidiendo permiso, ya están construyendo el futuro. Lo hacen con pasión, con ética y con la convicción de que un México más innovador, más justo y más igualitario es posible. Su éxito no es solo suyo: es de todos.

¡Es momento de apostar por ellas!

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