Atengámonos a hechos muy puntuales:

1.- El partido Morena gobierna ya en 20 estados, que son 22, si incluimos a Morelos (PES) y San Luis Potosí (Verde), entidades administradas por sus aliados. Es decir, dos terceras partes de los gobiernos estatales.

2.- En tan solo cuatro años, Morena le quitó diez gobiernos al PRI.

3.- En el mismo tiempo, le arrebató siete gubernaturas al PAN.

4.- Y le arrancó tres al PRD y una al Verde (Chiapas).

5.- Bajo el estandarte de la llamada 4T, seis de cada diez mexicanos ya son gobernados por ese movimiento que es encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

6.- El próximo año Morena ganará en el Estado de México, con lo que tendrá 23 entidades en su poder y otros 17 millones de gobernados.

Algunos queridos periodistas, y uno que otro analista, me dicen que no, que el PRI es muy poderoso y siempre lo ha sido en suelo mexiquense, pero esa es una percepción del pasado remoto, de décadas lejanas, del extinto partidazo de Estado. En los comicios de 2017 el priista Alfredo del Mazo ganó por estrecho margen, 169 mil votos: obtuvo el 33.56% de los sufragios, contra 30.78% de la actual secretaria de Educación, Delfina Gómez.

En ese entonces, Juan Zepeda del PRD fue quien evitó la victoria de Morena , ya que obtuvo un considerable 17.84% de votos de izquierda. El PAN de Josefina Vázquez Mota apenas consiguió 11.27%.

Preveo que, si no sucede algo extraordinario, ese voto del PRD, que en 2017 no se identificaba para nada con el PRI y el PAN, se trasladará casi íntegro a Morena, que ha venido succionando las fuerzas perredistas en todo el país (este partido amarillo probablemente perderá el registro en cinco de las seis entidades donde hubo elecciones hace una semana), con lo cual Morena estará por encima del 45% de los votos, porque la ola guinda se desplegará con toda su fuerza desde ahora y hasta el año que viene en ese estado, aprovechando que la aprobación de Del Mazo está en los suelos, en el lugar 29 de 32, con 40%.

Morena no perderá tiempo ni recursos en Coahuila (el otro estado donde habrá elecciones el próximo año), acaso simulará que lo hace, pero será eso, una mera gesticulación política: el gobernador priista Miguel Riquelme tiene la mejor calificación entre todos los gobernantes del país, con 65% de aprobación, y será muy complicado batirlo, aquí que toda la maquinaria electoral de ese partido, junto al enorme poder del aparato del gobierno federal en sus múltiples variantes (programas sociales), serán destinados a territorio mexiquense.

Y triunfarán los morenistas, porque hasta ahora no ha habido la menor señal de que el gobernador se quiera confrontar con el Presidente. Del Mazo repetirá el gen institucional de Alejandro Murat en Oaxaca (por cierto, vaya cara: pierde su estado por más de 30 puntos… y dice que quiere ser Presidente) y Omar Fayad en Hidalgo, así que mantendrá una relación cordial con Palacio Nacional, muy al estilo de Enrique Peña Nieto, que a los ojos AMLO no se entrometió en los comicios del 2018.

La señal desde la Presidencia ha sido muy clara con él: tendrá toda la ayuda y cordialidad administrativa y política en lo que le resta de su gobierno, para que si gusta se lance de precandidato presidencial priista, pero a cambio de que no opere en su estado para favorecer al PRI, al PAN, o a Movimiento Ciudadano durante los comicios estatales de 2023.

Y menciono a ese último partido porque Zepeda competirá por Movimiento Ciudadano y se llevará quizá un 15% de votación, sufragios de gente que no quiere ni a Morena ni al PRI, ni al PAN y menos al PRD.

El PAN y el PRI, si acaso se ponen de acuerdo en una candidatura común luego de someter los egos de sus múltiples aspirantes, obtendrán un 40%, en el mejor de los casos.

7.- Volvamos al recuente de hechos. Morena, estrictamente hablando, no perdió nada hace una semana, en las elecciones estatales: Aguascalientes era del PAN… y lo conservó el PAN. Durango era del PAN con un ex priista… y lo conservó el PAN en alianza con un candidato del PRI.

8.- Morena ganó por paliza en Oaxaca, con 35 puntos de ventaja.

9.- Morena apaleó en Quintana Roo… con 40 puntos de ventaja.

10.- Morena destazó en Hidalgo… por 30 puntos.

11.- Morena ganó en Tamaulipas por cinco puntos de ventaja, en un estado donde “la izquierda” jamás había figurado.

No sé en qué estaba pensando Alejandro Moreno (Alito), dirigente del PRI, cuando, bien risueño, dijo que “hay tiro” para el 2024. Tampoco sé en qué demonios estaba pensando Marko Cortés, líder del PAN, cuando afirmó, con una enorme sonrisa forzada, con un rictus rarísimo como el de Alito, que “hay tiro” para la elección presidencial que sucederá en dos años.

¿Sabe usted que festejaban? Que Morena… ¡no ganó 6 de 6! De verdad, eso fue lo que celebraron los dos en la mayoría de sus entrevistas postelectorales, como si se tratara de una frase de un pésimo guion hecho por cierto español de cuyo nombre no quiero acordarme.

¿Hay tiro? Será tiro por la culata… para el PAN y lo que queda del PRI. O tiro de gracia… para ambos dirigentes.

BAJO FONDO

Varios morenistas, empezando por su líder partidista, Mario Delgado , están siendo malos ganadores: andan muy ensoberbecidos. Y son desmemoriados: fue la insolencia la que, poco a poco, despedazó al PRI. Fue debido la prepotencia de los priistas que las emociones de los mexicanos hacia ese partido se convirtieron en un profundo resentimiento que desembocó en una especie de venganza: la gente echó del poder a los priistas dos veces, hasta dejarlos hoy al borde de la extinción.

Cuidado, ahora mismo, y en términos de hegemonía, Morena no solo ya es el PRI, sino que lo será mañana.

jp.becerra.acosta.m@gmail.com
Twitter: @jpbecerraacosta

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