A un año del inicio de la guerra entre los Zambada y los Guzmán tras la entrega a Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada, hay ya un ganador indiscutible: el Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG.

La organización criminal fundada por Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, ha aprovechado el debilitamiento del grupo de Sinaloa para entrar en una fase de expansión verdaderamente vertiginosa.

Hoy por hoy es el cártel dominante en Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Puebla, Querétaro, Veracruz y Quintana Roo.

Sus tentáculos se han extendido incluso a Sinaloa, una entidad en la que nunca había logrado penetrar, mediante la alianza, recientemente establecida, para apoyar en su guerra contra Los Mayos a la facción de Los Chapitos.

El Cártel Jalisco ha manifestado su presencia de manera intensa en Aguascalientes, Baja California, la Ciudad de México, el Edomex, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala y Zacatecas.

En todas estas entidades, con distintos niveles de violencia, sostiene pugnas con otras organizaciones por el control territorial y de las actividades criminales.

Figura al mismo tiempo como organización emergente en Baja California Sur, Chiapas, Morelos y Yucatán.

Mediante su alianza con Los Metros, del Cártel del Golfo, está operando ya, aunque de manera aún minoritaria, en la zona metropolitana de Monterrey, en Nuevo León: un estado donde el lugar hegemónico lo ocupa hasta ahora el Cártel del Noreste. Está operando también, gracias a la misma alianza, en la zona fronteriza de Tamaulipas.

De la misma manera ha logrado infiltrarse en la capital de Campeche, así como en Ciudad del Carmen, y está ingresando por el sur y por el oriente al estado de Coahuila, entidad históricamente controlada por El Mayo Zambada, a través de la familia Cabrera Sarabia.

Un estudio elaborado por Lantia Intelligence, la prestigiada firma que encabeza el experto en seguridad Eduardo Guerrero Gutiérrez, analiza la dinámica criminal del Cártel Jalisco, así como la estrategia de seguridad emprendida por el gobierno federal en el último año: el primero del gobierno de Claudia Sheinbaum.

El estudio revela que la organización de El Mencho se ha convertido en el grupo dominante “en estados donde ya estaba presente” y simultáneamente ha penetrado con distintos grados de efectividad en entidades donde su presencia era mínima o nula. Se le ha detectado ya en Chihuahua, donde “sigue una estrategia de infiltración y expansión discreta más que de confrontación abierta”.

En Baja California y Baja California Sur, la organización de El Mencho ha tenido acceso a nuevas “plazas” a cambio de ayudar a Los Chapos con armas, dinero y armamento en su guerra contra los Zambada.

A través de la llamada Operativa Barredora del CJNG ha controlado también el estado de Puebla y desde ahí se ha expandido hacia Veracruz y Tlaxcala.

De acuerdo con el estudio, la mejora en la situación de seguridad en estados como San Luis Potosí está vinculada con “un mayor control del CJNG, pues las mejoras coinciden con su consolidación en 2021”.

En su columna semanal en El Financiero, y a la luz de este estudio, Eduardo Guerrero ha llegado a conclusiones inquietantes. El descenso de 32% en los homicidios, cantado a tambor batiente por el gobierno federal, no solo es producto de que se hayan retomado los trabajos de inteligencia, del despliegue de operativos federales, de la captura de objetivos medios y de la colaboración interinstitucional, sino también de una estrategia oculta, tendiente a que exista solo una organización dominante en cada entidad.

Según Guerrero, la “pacificación” en Jalisco, por ejemplo, donde se ha experimentado una disminución consistente en los homicidios vinculados con el crimen organizado, se debe precisamente a la presencia cada vez más hegemónica, aunque a costa “de un auge de la extorsión y las desapariciones”, del CJNG.

Guerrero suele tener acceso a fuente de muy alto nivel. Sostiene que la acelerada expansión del Cártel Jalisco está relacionada con la convicción, por parte de las autoridades, “de que la reducción de la competencia criminal es la única fórmula realista a la mano para reducir la violencia a corto plazo”.

Para este experto, si las cosas continúan como van, es probable que al final del sexenio tengamos nuevamente en México una organización dominante, como lo fue en los años 80 el Cártel de Guadalajara.

Se podrá estar o no de acuerdo con esa conclusión. Lo que es un hecho incontestable es que la disminución de los homicidios ocurre mientras se da el avance, vertiginoso y medible, de la organización de Jalisco. Menos muertos y mayor presencia criminal.

Tristemente, a un año de la implosión del Cártel de Sinaloa, los datos arrojan que parece haber un ganador.

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