Durante la Operación Tormenta del Desierto, también llamada la Guerra del Golfo o la “Madre de todas las batallas” (allá por 1990), se llegó a decir que Sadam Husein no necesitaba a la inteligencia iraquí para saber cómo lo atacarían sus 34 enemigos, encabezados por Estados Unidos. Que simplemente tenía que sintonizar CNN, el canal de 24 horas de noticias en vivo, del visionario magnate Ted Turner.

Y es que, en efecto, la cobertura de CNN, de ese conflicto, fue extraordinaria.

El gran corresponsal Peter Arnett, 87, que había cubierto 20 años la guerra de Vietnam para la Associated Press, reportaba santo y seña de lo que ocurría en Bagdad. No solamente informaba lo que había sucedido, sino lo que estaba sucediendo o por suceder. 

Siempre adelante, Arnett era LA fuente de información para los combatientes.

Viene a cuento en México, porque en su afán de transparencia, el ciudadano Presidente ha obligado a las fuerzas armadas del país a perder el “efecto woowww”, el factor sorpresa.

Son de agradecerse los informes mensuales de seguridad, pero el detalle me parece en ocasiones excesivo.

No estoy diciendo que prefiero aquel formato, de todavía hace pocos años, en que los propios elementos de las Fuerzas Armadas bromeaban diciendo que en una de ellas “hasta la hora es confidencial”. No.

Pero me pregunto si a nuestros valientes soldados y marinos no les quita una ventaja estratégica que se sepa con tanta precisión donde están, cuántos son y que están haciendo, en cada rincón del territorio nacional. 

Vivimos tiempos peligrosos en México. La delincuencia está desatada. La crueldad de los grupos criminales no conoce límite, cada vez son más sanguinarios e inciden en las más diversas actividades económicas y financieras. Habitan en las colonias de la “gente bien”, sus hijos van a las mejores escuelas y acaso los más macuarros se distinguen por ostentosos. Están a la vista de quien quiera verlos.

Siendo así, ¿para qué regalarles más información?

Solo falta que se publiquen en esa conferencia de prensa quiénes son los encargados de cada actividad militar y naval, quiénes han hecho qué, quiénes han mermado a los malosos y que además se publiquen sus teléfonos y correos electrónicos.

En este caso en particular, la transparencia debe estar acompañada por la inteligencia y el sentido común.

A nadie le sirve más que a la delincuencia tales precisiones.

En mi mocedad, que también la tuve, cubrí como reportero la fuente de las Fuerzas Armadas. Aprendí a respetar y valorar sus tareas, sobre todo cuando auxilian a la población civil, en caso de desastre.

Ahora tienen actividades que antes no tenían, bastantes. Ocupan espacios otrora inimaginables. Lo mínimo que podríamos aportarles, además del reconocimiento, es un poco de discreción. Sin que esto signifique nunca acotar la libertad de expresión.

Monitor republicano

1) Inverosímil que Arturo Herrera se enterara la semana pasada que quien lo propuso a Banxico se desdijo desde agosto. Algún chismoso del Senado debió advertirle. Pero él calló, quizás esperando que YSQ se volviera a arrepentir y corrigiera a su favor.

2) No hay manera de tenerle simpatía a las mal llamadas “feministas” que el jueves hicieron desmán y medio en la CDMX, con el pretexto de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. No todas, pero las más radicales son cada vez más irracionales. ¿Cómo pueden pensar que protestar contra la violencia les permite hacer cosas iguales o más ruines?

¿Y la doctora S.? En campaña, gracias.

anarciae@gmail.com


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