Hay delitos como la trata de personas que lastiman de manera terrible a los menores. Su aumento es preocupante. En cinco años creció 32.5% y en 2020 se alcanzó la cifra más alta de afectados en la historia reciente. Sin embargo, no se vislumbran políticas públicas para revertirlo.

El comercio sexual internacional está detrás de este fenómeno. “¿Por qué ser el primer proveedor del primer consumidor del mundo que es Estados Unidos? ¿Por qué permitir que más de 20 mil niños sean abusados o explotados sexualmente al año en nuestro país? ¿Cómo hablar de rehabilitación cuando se trata de niños que durante años han sido abusados más de ocho veces por día? Son niños a los que les roban el alma.” Esto me dijo Fernando Landeros, presidente de la Fundación Freedom. Esta institución da cursos para padres y difunde información para impulsar la prevención. El propósito es evitar que más niños sean víctimas de las mafias que generan millones de dólares a partir de la explotación sexual.

Las organizaciones que atienden esta problemática señalan importantes omisiones. De entrada, que no existe un programa nacional para combatir la trata de personas; no hay tampoco informes sobre la evolución de este delito. Con respecto al marco jurídico, existen vacíos en la ley que facilitan su avance.

La trata no se limita a la explotación sexual. En los años recientes ha habido un incremento de menores, sobre todo varones, cooptados por el crimen organizado. Los obligan a realizar todo tipo de actividades delincuenciales. La ventaja de que no puedan ser enviados a prisión por su edad, los hace más vulnerables. Hay desde halcones, hasta niños sicarios. Muchas veces los hacen adictos a sustancias para tenerlos aún más controlados. Tienen armas en lugar de juguetes y drogas en vez de dulces.

Las cifras son terribles. Cada 8 horas es asesinado un menor de edad por el crimen organizado. De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, muchos de los niños fallecidos son víctimas de fuego cruzado. Por otro lado, buena parte de los reclutados pertenece a familias con vínculos criminales o provienen de regiones del país donde la inseguridad está fuera de control. Unirse a los delincuentes no es opcional, o lo hacen o los matan.

Esa es la realidad de miles de niños en México. Atender esa problemática es urgente y, sin embargo, el tema se menciona muy poco. Rara vez las autoridades se detienen en ello. El gobierno federal tiene que presentar cada año el informe en materia de trata de personas. Desde 2019 no ha ocurrido. Pareciera que los menores simplemente no importan.

@PaolaRojas

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