En medio de la indignación que generó la golpiza que le dio Patricio Pereyra a un guardia de seguridad de Lomas de Angelópolis, no faltó quien intentara sacar provecho de la situación.

A través de la cuenta @Omi_Garfito un sujeto se hizo pasar como el primo de la víctima, asegurando que el guardia se llamaba José Melquiades González Pérez, que había sido despedido por la empresa de seguridad y que no contaba con ningún apoyo para solventar los gastos médicos.

En respuesta, muchas personas expresaron su apoyo y le mandaron mensajes directos en los que seguramente se acordó el envío de dinero.

Más tarde se supo que en realidad se trataba de un fraude, puesto que el guardia se llama Jonathan, que la empresa no lo despidió, que ya presentó la denuncia ante la Fiscalía y que la familia no estaba pidiendo dinero.

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Como consecuencia de esta agresión, que fue condenada de manera generalizada incluso por los residentes de Lomas de Angelópolis, Jonathan tiene la nariz fracturada y daños oculares.

Sus heridas, médica y jurídicamente hablando, no ponen en riesgo su vida, pero lo que más duele es ver el nivel de prepotencia y deshumanización con el que se conducen algunos padres de familia que aún así pretenden educar a sus hijos, sin considerar que lo que más cuenta es el ejemplo.

Al final y sin pretender justificarlo, aunque Patricio Pereyra es ciertamente el responsable directo de esta agresión, él sólo actuó conforme a lo que le han enseñado sus propios padres: con golpes y amenazas, porque no conoce otra forma de lidiar con los problemas.

Ante este tipo de hechos, más allá de llamar a la reflexión, se debe dejar claro de una vez por todas que este tipo de conductas merecen ser castigadas por la justicia, sin distingos y con una condena ejemplar. No hay otra opción.

Tal vez si los siete jóvenes que golperaron salvajemente a Ernesto Calderón en las islas de Angelópolis hace dos meses hubieran recibido una sentencia condenatoria de algunos años de prisión, Patricio Pereyra lo hubiera pensado dos veces antes de soltar el primer puñetazo.

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Pasando a otro tema que tiene que ver con gobernabilidad, este miércoles, una encuesta hecha por la empresa Robrum, posicionó a Sergio Salomón en el lugar número siete de entre los diez mejores gobernadores del país.

Ante la pregunta de qué calificación pondría usted al desempeño del gobernador, Sergio Salomón recibió un puntaje de 6.39, siendo la más alta nueve y 2 la más baja para el resto de los mandatarios.