“Todo necio confunde valor y precio.” 

-Antonio Machado. 


Hace unos días, el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, recibió en su escritorio una preocupante carta que venía firmada por organizaciones sociales relevantes en el país, entre las que destaca el Movimiento Mujeres de Panamá, con un mensaje clarísimo: “El señor Salmerón ha presentado una conducta reiterada de violencia de género en contra de las mujeres y acumula más de una decena de denuncias por acoso y hostigamiento sexual”. 

La misiva llegó con copia para la canciller Erika Mouynes, que luego se vio forzada a aceptar frente a la prensa que ya existe una posición sobre la propuesta de México para que Salmerón ocupe, o no, la embajada en su país. 
Aunque no reveló cuál era esa posición y tampoco lo ha hecho la cancillería mexicana, el tema se antoja delicado para la relación entre ambos países. 

Panamá no puede considerarse un país de menor importancia, por su canal se mueven millones de dólares entre dos océanos que unen al mundo, México ocupó el tercer lugar en su uso, después de Estados Unidos y China, aunque desde el 2019 bajó a la quinta posición. La inversión mexicana es de más de 2,200 millones de dólares, con empresas como Elektra, Bimbo, Cemex, Femsa o América Móvil. 

El hub aeroportuario de Panamá conecta a gran parte del mundo con centro y Sudamérica, su política de aranceles ha potenciado desarrollos importantes en la región que se han reflejado poco a poco en la disminución de pobreza que hoy ronda el 20% de su población en comparación con la mexicana que supera el 50%, incluso en Panamá el PIB per cápita anual es mayor al mexicano, 10,800 euros allá, contra 7,400 euros aquí (https://bit.ly/3r4qLY0). 

Sin embargo, parece que a la 4T estos datos le son indiferentes y López Obrador se ha encaprichado en nombrar a un impresentable radical sin preparación ni credenciales para ocupar un cargo que debería ser estratégico. 

Ayer, el presidente se molestó en su mañanera, de nuevo se lanzó contra la prensa y victimizó a su amigo Salmerón de una campaña de desprestigio que, según él, afecta hasta a su familia que goza de cargos y salarios de alto nivel en el gobierno, obviamente, fiel a su necio estilo, descartó la posibilidad de nombrar a otro perfil como propuesta para la embajada y tensó aún más el conflicto. 

El presidente quizá confunde Panamá con alguna otra pequeña nación de centro o Sudamérica cuyos mandatarios lo miran como el hermano grande, quizá no le han explicado el riesgo de un ridículo que para su administración significaría el rechazo de su protegido. 

Ojalá que en Panamá le digan que no. 

DE COLOFÓN.- Carlos Salazar no repetirá en el CCE, su trabajo fue intenso, lleno de altibajos y con muchas frustraciones frente a un gobierno que desprecia a la iniciativa privada. Está desgastado, lo dice él mismo. 
Ahora, los grandes empresarios se debaten entre un perfil contestatario y firme a la política antiempresarial de López Obrador, como Bosco de la Vega, o uno más complaciente y terso, como Francisco Cervantes, ¿quién de los dos, al final, podría lograr acuerdos?, ¿es tiempo de alzar la voz y correr el riesgo de perder más o de callar para buscar migajas tras bambalinas?, ¿este gobierno responde mejor a la presión o a la sumisión? 

Vienen tiempos de definición para el empresariado mexicano.


@LuisCardenasMX


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