“Covid desaparecerá un día, como un milagro, solo desaparecerá”
Donald Trump.
Si queremos ser optimistas, hay una tendencia global a considerar que la variante ómicron puede ser la última coletada de la pandemia de Covid-19, que el virus ha mutado hasta convertirse, por su propia supervivencia, en uno más contagioso, pero menos letal, que se volverá endémico y estacional muy pronto, que quizá el próximo enero de 2023 estemos hablando de casos de Covid como hablábamos de casos de influenza hace algunos años, algo grave, pero muchísimo menos letal.

Si queremos ser pesimistas, hay otra tendencia global a considerar que la variante ómicron es, simplemente, una más de las que han sido dominantes, que aún existe una fuerte posibilidad de una nueva cepa que combine el poder de contagio de ómicron con la virulencia y letalidad que hace algunos meses tuvo delta.

Entre optimistas y pesimistas, válidos ambos, debemos ser muy realistas.

Para empezar, no sabemos aún mucho sobre el ómicron, el gobierno mexicano insiste en minimizar su peligrosidad, incluso el presidente le llamó “covidcito”, en parte porque, dicen, no quieren esparcir el pánico y en parte, también, porque no hay recursos ni estrategias suficientes para enfrentar una impetuosa cuarta ola de contagios en el país que se proyecta como la más grave hasta el momento.

Contrario al gobierno, la ciencia es categórica, por ejemplo, el doctor Samuel Ponce de Léon, titular de la Comisión Universitaria para la Atención de Emergencia de la Covid, de la UNAM, lo dice clarito: “nada ni nadie puede garantizar que una infección de la variante ómicron sea una infección leve.”

Ponce recomienda el uso del cubrebocas, particularmente de tres capas y con preferencia, cuando es posible adquirirlos, del KN95 con mayor filtración, mantener las ventanas abiertas de vehículos en el transporte público, ventilar, ventilar y ventilar, además de distanciamiento social.

Empero, recomendaciones tan sencillas y básicas no parecen tener eco en los mensajes del gobierno que hizo del uso del cubrebocas un debate infructuoso sobre “libertades” y “falsas seguridades”... Entonces, de las pruebas ni hablamos, ¿verdad?

Un cierre o un nuevo confinamiento será fatal para la economía, aunque en la realidad, gran parte de la población está confinada en su casa, entre contagios, miedo al contagio y la crisis económica que nos da la bienvenida al año, parece que hay una especie de confinamiento de facto.

Otros expertos, como el doctor Alejandro Macías, opinan que el ómicron podría contagiar a la mitad de la población mexicana en las próximas semanas, lo que coincide con la proyección de la OMS para Europa que considera un contagio de la mitad de todo el continente en un máximo de dos meses.

El invierno será complicado, particularmente las próximas tres o cuatro semanas, y parece que seguiremos solos. Nos toca cuidarnos y esperar lo mejor para la próxima primavera.

DE COLOFÓN.-

Tabasco es un edén, inclusive de políticos ocurrentes: fiel al estilo de su jefe, el vicepresid… el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, defendiendo a Javier May, dijo que para el Tren Maya no se necesita un ingeniero.

El sello de la casa: lealtad ciega mata ineptitud extrema.

¡Por favor!, si no habrá ingenieros, al menos que no hagan nada “elevado” más allá de sus alucines, ya nos sobran tragedias. 

@LuisCardenasMX

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